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Miles de vidas perdidas: el costo del machismo en las calles

“¿Qué es lo que exige ser un hombre, un hombre de verdad? Reprimir sus emociones. Acallar su sensibilidad. Avergonzarse de su delicadeza, de su vulnerabilidad. Abandonar la infancia brutal y definitivamente: los hombre niños no están de moda. Estar angustiado por el tamaño de su polla…. No saber pedir ayuda. Tener que ser valiente, incluso si no se tienen ganas. Valorar la fuerza sea cual sea su catácter. Mostrar la agresividad.” Virgine Despentes

La muerte de Julián Esteban pudo haber sido la tragedia de cualquiera de nosotros. Se fue un hijo, un hermano, un nieto, un sobrino, un amigo. Esta es una causa que nos involucra a todos y que necesita de todos. Entre enero y diciembre de 2019 murieron en el país 6,333 personas en siniestros viales. En 2020, un año atípico, de muy baja actividad vehicular por la pandemia y los confinamientos, murieron 5,458, tan solo 18% menos que el año previo. Y en lo que llevamos del 2021 no escampa. Mientras que a nivel nacional hay un aumento en muertes del 44% durante el primer semestre del año frente al mismo período del 2020 (peatones +50%, ciclistas +23%, motos +62%) en Bogotá es del 38 % (peatones +42%, ciclistas +36%, motociclistas +44). Para que nos demos una idea, en lo que llevamos de pandemia, entre 2020-2021, han muerto en Colombia más personas menores de 30 años en siniestros viales que por COVID19. Aquí nadie está exento de que la tragedia lo agarre.

Detrás de cada muerte en las vías hay responsabilidades puntuales, pero también una enorme responsabilidad que compartimos como sociedad. Las muertes en el tráfico NO son accidentales. Hay condiciones del entorno, así cómo situaciones y comportamientos que las causan. Al frente tenemos un problema de política pública que en primer lugar requiere de un fuerte cambio de mentalidad por parte de la sociedad y por quienes tienen la responsabilidad de diseñarla y ejecutarla. Todas son muertes prevenibles.  La pregunta es ¿Qué vamos a hacer para cambiar esto? ¿Qué necesitamos hacer para pacificar nuestras calles y carreteras? ¿Cómo le hacemos frente a esta cultura de machos que nos está matando? ¿Cómo vamos a reaccionar frente a la muerte de Julián Esteban?

Pues les quiero contar que hay cosas pasando. Que hay voluntades que quieren ayudar.

El pasado 16 de julio, un grupo de expertos se reunió bajo una dinámica de Hackatón -organizado por La Silla Vacía y Bancolombia- precisamente con el objetivo de encontrar soluciones que nos ayuden a enfrentar esta cultura machista, carro-céntrica y violenta que manda en las vías. Participamos 17 personas, de las cuales 11 fueron mujeres y 6 hombres.

El rompehielo de la jornada consistió en compartir una experiencia personal como víctimas o victimarios de machismo en las calles.  Alguna chica habló de la vez que caminando por la calle fue acosada sexualmente con lenguaje vulgar por un grupo de hombres.  Otra mencionó como algunos hombres no resisten que una mujer los sobrepase en la bicicleta porque de inmediato emprenden una carrera. Se mencionaron casos de viajes en carretera y en la ciudad a velocidades asesinas y el frecuente matoneo al que son sometidos ciclistas por conductores de carro. Y me acuerdo también, del caso de una participante que confesó sorprenderse a ella misma usando frases como “vieja bruta” o “vieja tenía que ser”.

Desafortunadamente nos sobran historias de estas.  Aquí todos hemos sido testigos directos, víctimas, y aunque nos cueste reconocerlo, también victimarios o culpables de actitudes, comportamientos y el uso de lenguaje machista en las calles de la ciudad -así sea de manera inconsciente-.  Creo que podemos decir que los hombres son los principales protagonistas de muchos incidentes, que son mucho más propensos que las mujeres al riesgo y a adoptar actitudes agresivas –hay estudios que así lo demuestran-, pero tampoco podemos desconocer que las mujeres también participan. Simplemente, porque están inmersas en la misma cultura machista y carro-céntrica que nos gobierna a todos. Entonces, vemos que además de la diferencia de género, el rol desde el cual participamos como usuarios de la vía y la ciudad es otro determinante clave de nuestras actitudes y comportamientos cotidianos. Sucede que cuando nos ponemos al frente del timón de un carro o una moto, somos matones, caprichosos, afanados y agresivos, pero a penas nos bajamos y asumimos el rol de peatones, automáticamente nos volvemos temerosos, sumisos, pasamos a la defensiva.

Siempre me ha llamado la atención la cara de incredulidad y gratitud de los peatones en Bogotá -sin importar si es hombre, mujer, joven o mayor- cuando un carro, como es deber, les da paso. Y de la misma manera, su falta de asombro, cuando ven carros invadiendo los espacios que naturalmente les pertenecen. Lo que hace la costumbre. 

Mientras escribo esto, ocurre la tragedia del niño Julián Esteban Gómez de 13 años, que, mientras entrenaba ciclismo de ruta junto a su abuelo en la vía Cajicá-Zipaquirá -su gran ídolo era Egan Bernal-, fue arrollado por un conductor de tractomula (48-52 toneladas) que, según cuenta su tío, les pitó y les arrimó el vehículo, hasta que nervioso, “Julián pierde el equilibrio y cae entre las ruedas”. Es difícil que encontremos un ejemplo más triste y contundente de todo lo que puede salir mal bajo esta cultura matona, egocéntrica y que vive de afán, dónde la solidaridad y la generosidad con el otro es lo realmente excepcional. Y donde la falta de empatía, o esa incapacidad de ver nuestra propia fragilidad reflejada en el otro, así sea un niño, está en el centro del problema.

Frente a esto, hay que decir que la consolidación de una ciudad que ha sido pensada, diseñada y gestionada para el carro mucho más que para las personas, es un factor que sin duda contribuye a exacerbar el fenómeno. El diseño de las calles, sus andenes y la ciudad en general tiene un efecto muy importante en el comportamiento de las personas, así como reforzando la creencia de la superioridad del carro en la sociedad. Por ejemplo, calles excesivamente anchas inducen al conductor a acelerar, mientras que calles más angostas a ir más despacio. O está el caso de los puentes peatonales, que son más anti-peatonales que cualquier cosa, pues lo que logran es dificultarle y extenderle el trayecto al peatón a cambio de velocidad y prelación para los carros. También tenemos los radios de giro que prácticamente invitan a tirarle el carro a los peatones en los cruces de esquina, y, por ejemplo, semáforos peatonales que duran varios minutos para los vehículos y escasos segundos para quienes van a pie. Ni hablar de la calidad y estrechez de los andenes o sencillamente su completa ausencia. Y así, vemos como van sumando elementos del diseño de las calles y la infraestructura urbana que nos van dejando un escenario que, al priorizar al carro, al fuerte, al veloz, al contaminante, al que más capacidad de hacer daño tiene, pues deja también un contexto que maltrata y amenaza sistemáticamente a peatones, ciclistas y otros actores vulnerables como niños, adultos mayores y personas en condición de discapacidad. Por su parte, las mujeres también han visto sus necesidades relegarse por este lente predominantemente masculino que diseña y construye la ciudad.

Y por supuesto que no es solo la infraestructura. Las señales que van creando este imaginario de “superioridad” del carro y las manifestaciones del machismo en las vías también nos llegan por el lado cultural y los comportamientos cotidianos de las personas en las calles. Carros estacionados sobre andenes y otros espacios peatonales, bloqueando rampas de acceso y ciclorrutas. Concesionarios exhibiendo sus carros en el andén y la publicidad de carros y motos que nos meten hasta por las narices. El abuso de la “gente importante y bien” andando a sus anchas en sus camionetas blindadas, a toda velocidad, volándose semáforos en rojo y parqueando a placer. Domiciliarios andando desbocados por las calles sin dios ni ley; impulsados por modelos de empresas que premian la velocidad en la entrega. La costumbre de tirarle el carro, la moto, el bus y hasta la bicicleta a quienes caminan. El acoso sexual y el “piropeo” en el transporte público y en la calle a las mujeres que caminan. Escenas frecuentes de conductores que se insultan y se van a los golpes, a veces con crucetas y otras armas improvisadas. Y, por ejemplo, la Guerra del Centavo que, pasan los años, y seguimos sin ser capaces de desmontar por completo.

Al final, esta combinación de comportamientos, creencias y detalles de nuestra infraestructura que se refuerzan mutuamente, termina por convertir las calles de nuestras ciudades y las carreteras del país en infames escenarios de intolerancia, violencia y muerte.

Fueron dos, casi tres horas de reflexión y trabajo, que nos alcanzaron para perfilar lo que podrían ser unas buenas campañas masivas de comunicación para abordar cuatro grandes retos del problema: 1) Des-escalar el lenguaje en los conflictos que se presentan en las calles/vías 2) Rescatar y valorar los comportamientos más precavidos y responsables que demuestran las mujeres al manejar. Derrumbar la falsa idea de que los hombres son unos duros para conducir. 3) Intentar cambiar valores que los hombres asocian con su masculinidad al conducir como la velocidad y la agresividad. 4) Intentar introducir un nuevo hábito entre los conductores en las calles que refleje valores como empatía, respeto por la vida, generosidad, paciencia, cortesía. Avanzamos bastante, pero lo cierto es que faltó tiempo para llevar las propuestas al punto que todos habríamos querido.

Entonces, la invitación que le quiero hacer a La Silla Vacía y a Bancolombia es a que aprovechemos el impulso, dándole continuidad al ejercicio hasta llegar a una muy buena propuesta que podamos accionar. Este es un tema demasiado importante, pero también ignorado y aplazado, que nos cuesta miles de vidas, y que necesita de una coalición amplia de actores y liderazgos -desde gobierno nacional, gobiernos locales, sector privado, sociedad civil, academia y medios de comunicación- que ayuden a darle a la seguridad vial un lugar mucho más importante en la agenda política del país y nuestras ciudades. Estoy convencido que este esfuerzo que ya inició, y que ya cuenta con 2 espacios previos de reflexión e ideación, así como con una alineación importante de actores y voluntades, puede ser el comienzo de algo muy valioso tanto para Bogotá como para el resto del país. Necesitamos de iniciativas como esta, que, llevadas a la acción, nos ayuden a pasar de la indignación a las soluciones.

Finalmente, tenemos que tener muy claro que una campaña solitaria y aislada de poco servirá. El reto de pacificar las calles de nuestras ciudades y las vías del país requiere de un esfuerzo mucho más amplio y sostenido en el tiempo, que además de unas muy buenas campañas que eduquen y sensibilicen, involucra también un trabajo a fondo de mejora de la infraestructura y el diseño urbano, así como del control y el ejercicio de la autoridad en las vías, que deberá trascender gobiernos. Sobra decir que esto necesita sí o sí, de un decidido liderazgo institucional y político, que apenas medio se empieza a asomar.

Así que tenemos la obligación de hacer más, mucho más. Y hay que empezar ya. El único homenaje que les sirve a Julián Esteban y a las miles de víctimas que han muerto en nuestras vías es pasar de las condolencias y las promesas, a un compromiso firme y decidido, materializado en hechos reales, de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que su tragedia no se vuelva a repetir.

Una vida perdida, es una vida perdida.

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Los niños se toman las calles – Propuesta: Calles Lentas/Abiertas

Serie: La ciudad como solución a los retos del COVID19.

Llevamos más 90 días encerrados. La fatiga del encierro la estamos sintiendo todos. Necesitamos salir y poder tener contacto con el aire libre y el espacio exterior. Hay que pensar en alternativas para cuidar la salud física y mental de las personas mientras dura la crisis. La idea es cuidar la vida y no morirnos, no solo de Coronavirus.

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Como nunca antes hemos visto niños con sus padres navegando los barrios de la ciudad.

Ver aparecer niños en la ciudad ha sido una de las imágenes que más nos tienen que alegrar de lo que ha pasado durante la actual coyuntura de crisis.

Verlos caminando, montando en sus bicis y patinetas, y jugando en las calles y parques, es una señal muy positiva, indicando que algo bueno está pasando con la ciudad.

Salen porque, como todos nosotros, necesitan espacio exterior, poder jugar, recibir luz solar, entrar en contacto con la naturaleza, socializar con otras personas y niños. A falta de colegio, tienen parques, pero cuando no los hay, pues están las calles.

Ahora, lo otro que nos ha invitado a salir y a explorar la ciudad (a padres e hijos), es la sensación de seguridad y tranquilidad que dan las calles de la ciudad sin carros. Si bien la accidentalidad no cayó tanto como se esperaría por la baja actividad, y los carros y las motos van soplados, es un hecho que las condiciones de seguridad de todos para caminar y andar en bicicleta por la ciudad, mejoraron significativamente. Sobre todo, para los más pequeños y los más mayores. Mérito de la restricción vehicular. Con los carros guardados, la ciudad florece.

Este clima de mejor seguridad vial contrasta con el difícil ambiente de seguridad que se siente en las calles en relación a delincuencia y crimen. La caras de desespero y angustia por el hambre empiezan a dar miedo.

Por el cierre de los colegios veremos muchos más niños en las calles de la ciudad durante los próximos meses. El regreso al colegio no se ve cerca. Está en el interés de todos cuidarlos durante este período.

Además, hay que tener en cuenta que las vacaciones han empezado y por lo tanto saldrán y los veremos más.

Si la ciudad hace esfuerzos por cuidar a sus niños, nos estará cuidando a todos.

Propuesta 1:  Calles Lentas, Calles Abiertas, Calles Seguras (Slow Streets, Open Streets, Safe Streets)

La Ciclovía está cerrada, los parques metropolitanos también, no hay gimnasios o clubes deportivos abiertos y el campo a las afueras de la ciudad permanece fuera de nuestro alcance. Hay muchos barrios en Bogotá que no cuentan con parques, donde las zonas verdes son pocas, o no hay. Adicionalmente en la inmensa mayoría de residencias no hay balcones o jardines.

¿Qué nos queda?

Las calles de la ciudad. Las calles de nuestros barrios.

¿En qué consiste la propuesta?

La posibilidad de cerrar algunas calles locales permitiendo su acceso únicamente a tráfico local, como: residentes, carga/descarga, servicios de la ciudad y domiciliarios. Siendo 2 los objetivos principales:

  1. Habilitar calles para que niños y adultos puedan caminar y jugar al aire libre con suficiente distanciamiento y aplicando códigos de auto cuidado.
  2. Bajarles la velocidad a los barrios como respuesta a la amenaza de la alta velocidad de carros y motos en un contexto de calles vacías y despejadas, y así proteger a peatones y ciclistas.

Una lógica similar a la que funciona en nuestra Ciclovía Dominical pero llevada a las calles de nuestros barrios de manera permanente con el propósito deliberado de pacificar las calles.

El concepto que debe aplicar aquí es:

Calles para las personas y primero para los niños. Los carros son invitados.

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El Decálogo del Peatón

Decálogo del Peatón
Decálogo del Peatón

En materia de seguridad vial el gobierno de Enrique Peñalosa tiene uno de sus principales y más urgentes retos. La tarea hay que empezar a hacerla ya mismo, con visión y trabajo para el corto, mediano y largo plazo. Tenemos que ordenar prioridades en la ciudad y la vida tiene que estar por encima de los afanes y la velocidad.

El Día sin Carro tiene sin duda que aprovecharse para llamar la atención sobre este tema. ¿Cómo pedirle a los ciudadanos que se muevan a pie o en bicicleta cuándo la mitad de los muertos en accidentes de tráfico son peatones y entre 2014 y 2015 el número de ciclistas que perdieron la vida aumentó? La primer demanda ciudadana tiene que ser mejores condiciones de seguridad en las calles.

El año pasado en un ejercicio colectivo junto con La Ciudad Verde, Combo 2600, Bogotá Cómo Vamos y Cebras por la Vida construimos el Decálogo del Peatón; diez principios que guían y deben ponerse en práctica para darle al peatón el lugar prioritario que se merece en la ciudad.

No se nos puede olvidar, el 100% de los viajes empiezan y terminan a pie, todos somos peatones.

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Bogota Seguridad Vial - Visión 0

Mockus ¿El inspirador de las estrategias Visión 0 en el mundo?

Mimos MockusSi la estrategia de accidentalidad vial Visión 0 se origina en Suecia en el año de 1997, entonces podría especularse que –internacionalmente- su inspiración pudo venir de nuestro excéntrico ex-alcalde Antanas Mockus (1995-1998, 2001-2003) y su cultura ciudadana. Visión 0 es la estrategia de seguridad vial que actualmente están empleando ciudades como Nueva York y San Francisco, impulsadas por el éxito probado de la política en casos como el de la propia Suecia y otros. Una política que se propone reducir a 0 las muertes por accidentes de tráfico. (Recomiendo leer post anterior).

Al analizar de cerca la gestión de Mockus y sus resultados en seguridad vial, me atrevo a afirmar que durante su gobierno en Bogotá, el ex-alcalde fue un precursor de la aplicación de una estrategia de Visión 0 en el mundo. Sus políticas sobre todo fueron muy fuertes en materia de pedagogía, comunicación creativa y ejercicio de la autoridad, aplicando el concepto de alinear ley, moral y cultura. Como lo expliqué en el post anterior: “Visión Cero trata el problema de los accidentes de tráfico como un problema de política pública que puede enfrentarse a través de ejercicio de autoridad, educación y diseño urbano” y empieza por plantear que todas las muertes son prevenibles y que hay que hacer todo lo posible para prevenirlas (Moralmente cualquier muerte en el tráfico es inaceptable). Ahora bien, si se acuerdan, el principio rector de todas las políticas de Mockus fue y sigue siendo: “la vida es sagrada”. ¿Cómo discutir contra eso? Entonces, cuidar y priorizar la vida fue el primero de sus principios que ayudó a ordenar las prioridades de su gobierno y de la sociedad en esos años, y obvio, a guiar el diseño de las políticas públicas. Fue por ahí que empezó ese cambio de chip que tanto ayudó a transformar la ciudad y los comportamientos de la ciudadanía.

Hay un paralelo entre Visión 0 y principios de la Cultura Ciudadana de Mockus
Hay un paralelo entre Visión 0 y principios de la Cultura Ciudadana de Mockus

Principio Rector de Antanas Mockus: “La Vida es Sagrada”

Mensaje Central Estrategias Visión 0: “Todas las muertes son prevenibles. Hay que hacer todo para prevenirlas.”

Las políticas de sus gobiernos encontraron un complemento ideal en las políticas que se implementaron en los 3 años de gobierno de Enrique Peñalosa (1998-2000), enfocadas en rediseño de ciudad, recuperación y nuevo espacio público, y acciones de control: rescate y renovación de andenes (Cr 15), instalación de bolardos, estrictos operativos de grúas para despejar andenes de malparqueados, proyectos de peatonalización de vías (Zona T). En este complemento de acciones, educación y control –formal y social- (Mockus), diseño urbano y control (Peñalosa), se manifiesta perfectamente la política de seguridad vial de Visión 0. Entre los años de 1995 y 2003, las administraciones de estos 2 alcaldes redujeron en más de 50% las muertes causadas por accidentes de tráfico en la ciudad, que cayeron de 1.387 a 585 (-802). Una caída impresionante. Sin duda, uno de los logros más importantes pero menos conocidos y recordados de esos tiempos.

Bolardos – Arquitectura Defensiva

Carrera 15 – Antes y Después

El mensaje de “la vida es sagrada” busca cambiar el imaginario colectivo que tenemos sobre el valor de la vida en general y aplica muy fuertemente al ámbito de las vías, el tráfico y la accidentalidad vial. Por eso la campaña de sus estrellas negras como estrategia de sensibilización en las calles, llamándonos la atención sobre la pérdida de vidas humanas en puntos exactos de la ciudad. Impactante.

Estrellas Negras Zorra

Todos los días, las calles nos recordaban esas muertes. Un mensaje difícil de evadir, que nos educaba de manera sutil pero poderosa sobre la fragilidad de la vida, que en un instante se nos va. Muertes que habrían podido prevenirse. Vidas que se fueron y que habrían podido ser las nuestras. Hay que estimular el ejercicio de la empatía en nuestra sociedad; ser capaces de ponernos en los zapatos del otro. La campaña de las Estrellas Negras fue galardonada como mejor campaña institucional del mundo en el Festival de Publicidad de Barcelona 2006.

La interacción de los ciudadanos con la movilidad de su ciudad es tan directa, que es posible que no haya un mejor escenario para experimentar en procesos de educación ciudadana. Educar en la movilidad, afuera en las calles, es por lo tanto una gran oportunidad de formar ciudadanos.

En el caso de Mockus hubo una enorme visión pero sobretodo una ejecución impecable y creativa de conceptos. La fuerza y creatividad de sus acciones simbólicas serán difíciles de igualar. Por delante tenemos el reto de innovar, incluso de hacerlo mejor. Hay que comprender muy bien que la publicidad sola y vacía no es otra cosa que despilfarro. El diseño de acciones y mensajes debe soportarse, focalizarse y dirigirse sobre la base de muy buena información.

Necesitamos creatividad para enviar mensajes más efectivos, que le lleguen al ciudadano e interpreten con inteligencia la verdadera dimensión de la tragedia. Hay que evidenciar la tragedia humana detrás de las cifras, detrás de cada atropello. Tenemos que apelar a la empatía de los ciudadanos, intentar ponerlos en los zapatos de las víctimas.

Maneja como si tu familia cruzara por la cebra. Volarse semáforos en rojo mata.
Maneja como si tu familia cruzara por la cebra. Volarse semáforos en rojo mata. Campaña de San Francisco, USA, que actualmente desarrolla estrategia Visión 0

La historia de nuestras campañas ha sido dura y excesiva con peatones y ciclistas, y laxa con conductores de vehículos privados y de servicio público. ¿Los peatones son los que más se mueren y resulta que la culpa es de ellos? ¿Qué tal si educamos sobre la fragilidad de quién camina o monta en bicicleta?

Finalmente, ¿Sólo se educa a través de la pedagogía? No exclusivamente. También se educa a través de la aplicación del ejercicio legítimo de la autoridad y el control, e igualmente es posible regular o inducir comportamientos a través del diseño de los espacios y la infraestructura (Ej. Bolardos). Peñalosa lo puso en práctica a través de sus obras y diseño urbanos, bolardos, andenes, operativos de grúas, Transmilenio, colegios públicos, bibliotecas, ciclo rutas, entre otros.

En materia de seguridad vial, en la combinación de estos tres aspectos –educación, control y diseño– está la clave; los tres tienen que estar presentes. Lo más importante es el diseño comprehensivo del sistema.

El éxito de las administraciones Mockus-Peñalosa salvando vidas humanas en las vías de Bogotá se explica a partir de una política pública fuerte, integral, rigurosamente diseñada y aplicada. Con otro nombre o sin nombre, Bogotá  ya había aplicada su propia estrategia de Visión 0.

Estamos pues en la obligación de recuperarla, mejorarla y sostenerla en el tiempo. Si pudimos hacerlo una vez, podemos volver a hacerlo.

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Todos Somos Peatones – Bogotá Visión 0 es una iniciativa de la sociedad civil, liderada por La Ciudad Verde, Combo2600 y Cebras por la Vida/Miblogota, que busca llamar la atención sobre la tragedia urbana de la accidentalidad vial en Bogotá y poner presión para que se desarrolle e implemente una estrategia robusta y comprehensiva que nos proponga la meta de reducir a 0 las muertes de peatones/accidentes de tráfico en las vías de la ciudad.

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Visión 0 Bogotá: Propuesta para salvar vidas humanas

¿Priorizamos velocidad y la comodidad del automóvil o vidas humanas y calidad de vida? El asunto de la seguridad vial nos obliga como sociedad a ordenar prioridades.

¿Cómo es la ciudad en la queremos vivir?

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Peatonito MX – Fuente: Se desconoce – si alguien la conoce por favor indicarla – Obtenida de la web

Todo empieza por tomar la decisión de convertir a Bogotá en una gran ciudad para caminar, pero sobretodo de salvar vidas humanas. La idea es pactar un compromiso colectivo de priorizar vidas y bienestar humano por encima de nuestra absurda obsesión por el afán, la velocidad y el comfort del automóvil. Se trata de iniciar un esfuerzo sostenido en el tiempo, empezando hoy mismo –hay que empezar hoy mismo-, para hacer de Bogotá la ciudad más segura de la región en materia de accidentalidad vial. Ir por menos es mediocre e inadmisible. Este es el camino que propone la Estrategia de Visión 0 que explicaré más adelante.

Pero que es en el fondo, sobretodo una enorme apuesta por hacer de Bogotá una gran ciudad para vivir y ser felices.

En qué estamos hoy……

A pesar de que al alcalde Petro se le vio muy insistente y convencido a comienzos de su administración sobre la importancia de priorizar al peatón, lo cierto es que nunca se vieron las acciones, políticas, campañas y recursos que materializaran tal objetivo. Por el contario, en el 2014, al cabo de 3 años de gobierno, es el año durante su administración en que muere el mayor número de peatones en las calles de Bogotá. Entre 2013 y 2014 el salto de peatones muertos fue de +52 pasando de 270 a 322. Nos acercamos a la muerte de un peatón diario en Bogotá. Mientras tanto, por el lado de los ciclistas tenemos que el número de muertos también aumentó de 51 a 56 (+5). Peatones y ciclistas concentraron el 62% de las víctimas fatales en accidentes fatales de tráfico. Al sumarle motociclistas el porcentaje se trepa a 86%. Es un crudo panorama que evidencia que Bogotá podrá ser cualquier cosa menos una ciudad humana. Lo dicen las estadísticas y lo reafirma la experiencia de las personas en las calles. Acá no respetamos ni a una abuelita cruzando la calle.

El actual status quo es inaceptable. Y como podemos ver y es de esperarse, quienes caminan se llevan la peor parte.

Muertes por actor en la vía

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Fuente: http://www.elespectador.com/noticias/bogota/accidentes-de-transito-han-muerto-6724-personas-bogota-articulo-556574

Pequeña muestra del entorno al que se enfrenta el peatón en Bogotá

Pero lo hicimos bien hace unos años – 1995-2003

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¿Cómo se logró esta considerable caída? Diseño, Educación. Autoridad/Control

La fotografía actual de la situación contrasta fuertemente con el período 1995-2003 (8 años), dónde las muertes por accidentes de tráfico descendieron sostenidamente año a año, cayendo de 1.341 en 1994 a 585 en 2003. Al cabo de más de 10 años, el total de víctimas en el tráfico permanece prácticamente quieto. En 2014 la cifra total de muertes en accidentes de tránsito fue 606.

¿En qué consiste una estrategia de Visión 0?

¿Qué es Visión 0?

Seguridad Vial: un problema de política pública…

“Visión Cero trata el problema de los accidentes de tráfico como un problema de política pública que puede enfrentarse a través de ejercicio de autoridad/control, educación y diseño.” Estrategia Visión 0 Nueva York

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La invitación que le hacemos a la ciudad es a comprometerse con una estrategia de seguridad vial de Visión 0, cuyo objetivo consiste en reducir a 0 las muertes por accidentes de tráfico en las ciudades, priorizando peatones y ciclistas. ¿Para cuándo? Es un proyecto de largo plazo, que nos puede tomar 15-20 años, pero que tiene que empezar hoy mismo y llevarse a cabo con un enorme sentido de urgencia. Ojo: No es tarea de un sólo gobierno (Ver: Tareas urgentes, que NO son tareas de un sólo gobierno).

Estas estrategias empiezan por plantear que ninguna muerte en las vías es aceptable y que todas son prevenibles. Así como lo oye: todas son prevenibles. Es una gran apuesta por salvar vidas humanas, buscando en primer lugar cambiar el imaginario de la sociedad sobre el problema de la violencia vial. Las muertes en el tráfico NO son accidentales, hay condiciones del entorno, así cómo situaciones y comportamientos que las causan. Al frente tenemos un problema de política pública que en primer lugar requiere de un fuerte cambio de mentalidad por parte de la sociedad y por quienes tienen la responsabilidad de diseñarla y ejecutarla.

Visión 0 es una estrategia comprehensiva y multifacética (autoridad + educación + diseño e ingeniería) que pone el énfasis en el diseño del sistema; que entiende que todas las partes se interconectan y juegan un rol determinante. ¿Cómo intervenimos ese entorno físico y cultural que maltrata y cobra la vida de cientos de peatones para hacerlo más seguro? Respuesta: Una combinación de autoridad/control, pedagogía/educación, diseño/ingeniería; y claro, de enorme liderazgo institucional y social. Todos los factores son necesarios. Eso es.

Por lo tanto, la participación y acción coordinada y articulada por parte de varias agencias del gobierno distrital (Secretarías Educación, Movilidad, IDU, Gobierno, Salud, oficina del Alcalde), como también la definición de unos roles de liderazgo claros resulta fundamental. ¿Quiénes deben ser los responsables institucionales de la estrategia? En primera línea deben liderar el Alcalde, la Secretaria de Movilidad y la Policía Distrital; y por supuesto el IDU (diseño/ingeniería). Pero otras agencias del distrito también deben participar como es el caso de la Secretaría de Educación en temas por ejemplo de Transporte Escolar y Educación Vial. Es una política absolutamente transversal.

“Una vida perdida es una vida perdida”

Bill de Blasio, Actual Alcalde de Nueva York, elegido con propuestas de respeto por el peatón y los ciclistas.

¿Qué tan alto dentro de sus prioridades tienen los actuales candidatos a la alcaldía de Bogotá la seguridad vial? Ya hubo uno que abiertamente me dijo que se le había olvidado ponerlo en su programa…Oops

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«El candidato de las calles seguras»

En el próximo post profundizaré sobre los tres ejes de política que trabaja la estrategia y otros factores que son determinantes para garantizar su efectividad. Y dejo la pregunta: ¿Qué pudo haber tenido que ver el pasado de Bogotá en los orígenes de una estrategia de estas, que nació en Suecia en 1997 y ahora está siendo implementada en otras ciudades del mundo, entre ellas Nueva York?

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Todos Somos Peatones – Bogotá Visión 0 es una iniciativa de la sociedad civil, liderada por La Ciudad Verde, Combo2600 y Cebras por la Vida/Miblogota, que busca llamar la atención sobre la tragedia urbana de la accidentalidad vial en Bogotá y poner presión para que se desarrolle e implemente una estrategia robusta y comprehensiva que nos proponga la meta de reducir a 0 las muertes de peatones/accidentes de tráfico en las vías de la ciudad.

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Llegar a viejos en Bogotá: MIEDO

Fuente: http://nostrommo.blogspot.com/2011/11/tu-me-odias-no.html
Fuente: http://nostrommo.blogspot.com/2011/11/tu-me-odias-no.html

Ayer martes 3 de junio salió una nota en El Tiempo que ilustra la gravedad del problema del peatón en Bogotá, algo que con toda seguridad se replica en las demás ciudades del país: Ser peatón en Bogotá es un peligro para el adulto mayor.

“En una edad en la que deberían estar gozando de la vida y caminando tranquilamente por las calles de la ciudad, los adultos mayores están en peligro cada vez que intentan cruzar una vía o subir a un medio de transporte público en Bogotá.”

Como están actualmente las cosas en Bogotá, de la manera como se comportan sus vías y espacio público, es un titular que no solo les aplica a nuestros abuelos pero igualmente a otros grupos vulnerables de la ciudad como niños, personas en condición de discapacidad y mujeres en estado de embarazo, entre otros. El diseño físico de la ciudad y las dinámicas de su prehistórico sistema de transporte resultan no solo excluyentes sino que sistemáticamente los agreden, poniéndolos en riesgo.

“Por cada 100 personas de ese grupo de edad que fallecieron en los últimos siete años en accidentes viales, 83 eran peatones.”

Así las cosas, conforme nos vamos haciendo viejos y vamos perdiendo movilidad, la agresividad de la ciudad nos va llevando al encierro y al aislamiento. Con nuestra autonomía seriamente constreñida, entonces nos iremos desactivando y marchitando. Vaya manera de tener que enfrentar la vejez.

¡Qué susto llegar a viejo en esta ciudad!

Un panorama así debería causarnos absoluto terror a las generaciones más jóvenes. ¿Qué se está haciendo hoy en Bogotá para cambiar el estado de las cosas? La nota menciona un pacto firmado entre la Secretaría de Movilidad y algunos actores de la ciudad…..no especifica.  ¿De verdad un pacto? ¿Otro pacto? Para qué nos decimos mentiras; más carreta y otro saludo a la bandera.

La verdad es que o empezamos a exigir y a ver acciones concretas como mejoras en el diseño y mantenimiento de la infraestructura física de la ciudad –visibles y tangibles-, pensadas para priorizar al peatón y al ser humano, y otras acciones de corte pedagógico y regulatorias dirigidas a cambiar comportamientos como por ejemplo controles de velocidad en las vías por parte de la policía, entre muchas otras posibles y necesarias, o esta es la ciudad que con plena seguridad recibiremos más adelante.

Finalmente. Apelando al instinto egoísta y cortoplacista que muchas veces nos caracteriza a los bogotanos, lo que bien valdría la pena que entendiéramos es que trabajar desde ya por una  ciudad que cuida y proteje a nuestros adultos mayores, es en últimas, pensar en nuestra propia calidad de vida mirando hacia el futuro.

En ese sentido, está en nuestras manos y en nuestro presente, construir las condiciones de nuestro propio futuro. Lo que no empecemos a hacer hoy lo lamentaremos  más adelante.

¿Cómo queremos llegar a viejos? ¿Qué tipo de vejez queremos vivir? Para pensarlo.

Gil Peñalosa, consultor internacional en temas de desarrollo urbano, al hablar del tipo de ciudades que debemos construir se refiere una y otra vez a la regla 8-80. Esta establece que para construir una ciudad verdaderamente humana tenemos que edificarla de tal manera que les funcione a un niño de 8 años y a una persona de 80.

Piense en una persona mayor de 80 años y en un niño de 8. ¿Se sentiría tranquilo enviándolos juntos a dar un paseo a pie al parque? ¿O por cuenta propia? Si la respuesta es NO, hay mucho por mejorar.

8-80
http://www.8-80cities.org/8-80-rule


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Así sucedió CEBRAS POR LA VIDA…..

En medio de un intenso invierno de lluvias, el clima cedió, y  el sol salió para que Cebras por la Vida se tomara las calles.

Llegó un grupo increíble de personas, de diferentes edades, todas interesadas en transformar su ciudad. Probablemente lo más gratificante de la jornada resultó ser el encuentro y la integración de estas personas. La ciudad se construye en equipo, alrededor de causas comunes. ¿Y cuantas causas comunes, importantes, no tenemos delante nuestro? Como en este caso, la apuesta es visibilizarlas, sacarlas a relucir. Exponerlas con cariño y creatividad. Hacer que sea imposible seguirlas ignorando. Entender que la ciudad la definimos entre todos y que esta no es otra cosa que la acumulación de sus pequeños detalles.

Ahí le dejamos a la ciudad una pequeña inversión que hacemos sus ciudadanos para proteger a quienes caminan Bogotá.

Cebras por la Vida se realizó en el marco de 100en1Dïa. Gracias a ellos por animar esta jornada de acción ciudadana a favor de una mejor ciudad.

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Guerra del Centavo ¿Cuántos niños más?

Contaminación, agresión, muerte, informalidad, inseguridad, caos, anarquía ¿Qué más es la Guerra del Centavo?

La semana que pasó cerró con la siguiente trágica noticia: Conductor que mató a niño en Bogotá tiene 67 comparendos de tránsito.

Ellos iban pasando la calle porque iban para el colegio, fue en ese momento cuando la buseta salió de la nada y embistió a los dos niños, narró un testigo. Todo indica que el bus se voló un semáforo en rojo.

La noticia merecería una primera página en El Tiempo y El Espectador, una vehemente salida en medios por parte del Alcalde de la ciudad, pero además una marcha multitudinaria por parte de la sociedad bogotana (No pasó). Como lo ven la Guerra del Centavo es mucho más que el diario reclamo de millones de conductores de auto de “se me cerró el &%&%&%/& bus”. Se trata de nuestras vidas y la de nuestros seres queridos, y se mueren nuestros niños.

El viernes le tocó a Sebastián Nieto de 6 añitos cuando caminaba hacia su colegio –el Julio Garavito Armando- junto a su amiga Tatiana de 5. Ella, que también fue arrollada, se encontraba el fin de semana en cuidados intensivos con trauma  craneoencefálico y pronóstico reservado. Diana Victoria Perilla es la madre que perdió a su hijo y Patricia Vanegas  la madre de Tatiana. Sucedió en la Cr 68 con calle 38 sur. La Guerra del Centavo mató a Sebastián.

Los hechos suceden durante la administración de la Bogotá Humana que repite y  repite, dice y dice que primero los peatones y primero los niños. ¿Gobierno transformador? ¿Progresista? ¿Antimafias? Pues se encontró con la oportunidad de demostrarlo. Tiene que ser esta. El gobierno debería aprovechar lo sucedido para volcarse con total determinación a acabar de una buena vez por todas con este sí depredador sistema de transporte ¿Qué próximamente el Sistema Integrado de Transporte ordenará el sistema poniendo fin a La Guerra del Centavo? ¡No hay tiempo qué esperar! El viernes murió Sebastián. Entretanto mueren niños.

Nada sería más revolucionario. Nada dejaría más huella hacia el futuro.

Por eso pregunto: ¿Empezando hoy, qué harán el gobierno distrital y la policía de tránsito para poner en cintura a estos buses y sus empresas?

Por otra parte, además de la conducción temeraria de buses y busetas que agrede permanentemente y pone en riesgo vidas, alentados por la ausencia de una regulación efectiva, el caso evidencia la falta de infraestructura física y condiciones reales de seguridad para los peatones (Ver: Su Majestad el Cráter,  La Inspiración de un Hueco,  Una Cebra no basta ¿Hará el distrito su parte? La Cebra de Colores,  El Problema de ser Peatón). La tragedia sucede en un cruce que no da tiempo suficiente para cruzar de manera segura. La madre de Sebastián así lo explicó con voz de rabia e impotencia (Oír audio). En este  y otros casos, la negligencia del aparato institucional de la ciudad, está causando muertes.

El gobierno ya salió a responsabilizar a la empresa de transporte, a la que por supuesto, le cabe responsabilidad. Lo hizo Guillermo Asprilla, Secretario de Gobierno del Distrito. Y está el conductor como directo responsable de lo ocurrido. Ahora bien, creo que sobretodo debemos insistir en lo siguiente: ¿Qué hará el distrito al respecto? ¿Cómo reaccionará y ajustará, mirando hacia adentro, para que esto no vuelva a suceder? Pues si hay algo de lo que no cabe duda en todo esto, es que el señor Wilson Darío Cely nunca debió estar al frente del volante de ese bus. ¡Punto! 67 COMPARENDOS que acumulan 9 millones de pesos.

¿Dónde están los controles? ¿Qué hace esta persona conduciendo un servicio de transporte público, donde se es responsable por la vida de terceros? ¿Cuántos comparendos se imparten al año por pasarse semáforos en rojo? Apuesto a que muy pocos. ¿Exceso de velocidad? Lo mismo. Y así.

Al final, lo cierto es que la gran mayoría de conductores de buses y busetas, son victimarios en potencia. El viernes fue Wilson Darío Cely quién mató a Sebastián; pero bien pudo ser cualquier otro. El sistema se encarga de eso. La ciudad se encarga de eso. Lo mismo pasa con la víctima. El viernes fue Sebastián, mañana podrá ser Andrés, Mariana, Freddy, no sabemos.

¿Y saben cuál es la peor tragedia de todas?

¡Mañana nos levantaremos, saldremos a trabajar y todo seguirá igual!

El tema del alcalde esta semana: las basuras.

¿Qué es la Guerra del Centavo?

La Guerra del Centavo es: inseguridad, contaminación, caos vehicular, desorden, anarquía, intolerancia, esclavitud laboral, informalidad, ley del más fuerte, arbitrariedad en el cumplimiento y la aplicación de la ley, desgobierno, falta de educación.

¿Que más es?

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Una cebra no basta ¿Hará el Distrito su parte?

Cebra de Colores pintada por grupo de ciudadanos -combo2600-
Cebra de Colores pintada por grupo de ciudadanos -combo2600-

Esta nota es muy sencilla y directa. Aprovechando que aun está fresco el ejercicio de la cebra de colores, carrera 11 con calle 87, Parque el Virrey, quisiera llamar la atención sobre la oportunidad que tiene el Gobierno Distrital (Secretaría de Movilidad – IDU – Alcaldía de Chapinero) de complementar muy rápidamente el trabajo realizado por los ciudadanos que la pintamos y así terminar de asegurar –tanto como sea posible- el lugar para quienes lo caminan.

Nuestra cebra de colores, por sí sola, sigue siendo insuficiente.