Vamos a ver cómo respondemos los bogotanos a la convocatoria de concentración del próximo 23 de marzo en La Plaza de Bolívar y en la Avenida 7ª con calle 72 para expresar nuestra indignación y hastío con el estado actual de Bogotá.
Corridos 3 años de la administración del Alcalde Samuel Moreno, y a falta de toda una eternidad para su fin (292 días-31 de diciembre), a los bogotanos se les llenó la copa con la situación actual de la ciudad; sencillamente están mamados de ver cómo su calidad de vida se ve maltratada con cada día que pasa.
Comienza Bogotá a dejar de ser ese referente internacional afamado como modelo exitoso de desarrollo urbano, para convertirse más bien en una lección mundial de cómo una ciudad que avanzó positivamente por un período de escasos 10 años, cantó victoria prematuramente, se pavoneó como reina de belleza por el mundo alardeando de sus logros, bajó la guardia, desaceleró, perdió el rumbo, y de repente entró en una espiral de retroceso que la tiene al borde del colapso. Bogotá no puede seguir viviendo de sus viejas glorias.
Por eso la importancia y el valor de iniciativas como la Revolución Pacífica por Bogotá -miércoles 23 de marzo- y la campaña de La Séptima se Respeta. Porque son esfuerzos de grupos de ciudadanos, jóvenes principalmente, que han decidido pasar de la pasividad a la acción, invitando a sus demás conciudadanos a activar un sentido de corresponsabilidad por lo que sucede en la ciudad. Ciudadanos que han comprendido que si bien el Alcalde Moreno es un completo incompetente que nunca mereció ser Alcalde en primer lugar, fue elegido por nosotros los bogotanos, y en esa medida, entienden que la ciudadanía tiene un rol central qué jugar ya sea como parte del problema o de las soluciones que nos encaminarán a recuperar el rumbo de la ciudad.
Por eso la importancia de que los bogotanos estén reaccionando y comunicando que NO esperarán a que el Alcalde Moreno se despida el 31 de diciembre, o incluso, a que elijamos su reemplazo el próximo 30 de octubre para que el cambio empiece. Manifestar nuestra indignación es un acto de respeto con nosotros mismos y con la ciudad. Estas acciones son catalizadoras de cambio y acción que no tienen precio, pues sin una ciudadanía activa, responsable y comprometida, se estaría condenando a Bogotá a un descalabro mayor.
El cambio es ya, y empieza por cada uno de nosotros.
Elevemos este 23 de marzo nuestras voces pensando en la ciudad que queremos y soñamos. Démosle esa manifestación de cariño a Bogotá. Digámosle que sí nos importa, que el estado de las cosas es inaceptable, y que mejoraremos juntos, ciudadanía y ciudad.
Yo me voy a hacer presente ese día porque quiero una Bogotá:
- sin atracos
- segura
- sin 100 millones de huecos
- cálida y humana
- con infraestructura física y medios de transporte para los discapacitados
- que se edifica pensando en sus niños
- sin Samuel Moreno como alcalde
- con policías verdaderamente al servicio de la comunidad.
- sin corruptos que se roban nuestros impuestos
- con solidaridad y respeto entre sus ciudadanos
- donde se respete el espacio público
- sin policías corruptos y distantes de la ciudadanía
- sin contaminación
- con más bicicletas transitando las calles y ciclorutas
- sin escoltas atropelladores
- donde la ley y las normas se cumplan por todos
- sin taxistas abusivos y violentos
- Sin guerra del centavo
- con conductores civilizados
- con mejores colegios para todos
- sin ciudadanos avivatos y desconsiderados
- con más parques
- con más conciertos gratis para encontrarnos los unos con los otros
- Bogotá merece más
El dia es el 23 de marzo, Bogotá los espera
¿Y usted? ¿Cómo quiere a Bogotá?