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Llegar a viejos en Bogotá: MIEDO

Fuente: http://nostrommo.blogspot.com/2011/11/tu-me-odias-no.html
Fuente: http://nostrommo.blogspot.com/2011/11/tu-me-odias-no.html

Ayer martes 3 de junio salió una nota en El Tiempo que ilustra la gravedad del problema del peatón en Bogotá, algo que con toda seguridad se replica en las demás ciudades del país: Ser peatón en Bogotá es un peligro para el adulto mayor.

“En una edad en la que deberían estar gozando de la vida y caminando tranquilamente por las calles de la ciudad, los adultos mayores están en peligro cada vez que intentan cruzar una vía o subir a un medio de transporte público en Bogotá.”

Como están actualmente las cosas en Bogotá, de la manera como se comportan sus vías y espacio público, es un titular que no solo les aplica a nuestros abuelos pero igualmente a otros grupos vulnerables de la ciudad como niños, personas en condición de discapacidad y mujeres en estado de embarazo, entre otros. El diseño físico de la ciudad y las dinámicas de su prehistórico sistema de transporte resultan no solo excluyentes sino que sistemáticamente los agreden, poniéndolos en riesgo.

“Por cada 100 personas de ese grupo de edad que fallecieron en los últimos siete años en accidentes viales, 83 eran peatones.”

Así las cosas, conforme nos vamos haciendo viejos y vamos perdiendo movilidad, la agresividad de la ciudad nos va llevando al encierro y al aislamiento. Con nuestra autonomía seriamente constreñida, entonces nos iremos desactivando y marchitando. Vaya manera de tener que enfrentar la vejez.

¡Qué susto llegar a viejo en esta ciudad!

Un panorama así debería causarnos absoluto terror a las generaciones más jóvenes. ¿Qué se está haciendo hoy en Bogotá para cambiar el estado de las cosas? La nota menciona un pacto firmado entre la Secretaría de Movilidad y algunos actores de la ciudad…..no especifica.  ¿De verdad un pacto? ¿Otro pacto? Para qué nos decimos mentiras; más carreta y otro saludo a la bandera.

La verdad es que o empezamos a exigir y a ver acciones concretas como mejoras en el diseño y mantenimiento de la infraestructura física de la ciudad –visibles y tangibles-, pensadas para priorizar al peatón y al ser humano, y otras acciones de corte pedagógico y regulatorias dirigidas a cambiar comportamientos como por ejemplo controles de velocidad en las vías por parte de la policía, entre muchas otras posibles y necesarias, o esta es la ciudad que con plena seguridad recibiremos más adelante.

Finalmente. Apelando al instinto egoísta y cortoplacista que muchas veces nos caracteriza a los bogotanos, lo que bien valdría la pena que entendiéramos es que trabajar desde ya por una  ciudad que cuida y proteje a nuestros adultos mayores, es en últimas, pensar en nuestra propia calidad de vida mirando hacia el futuro.

En ese sentido, está en nuestras manos y en nuestro presente, construir las condiciones de nuestro propio futuro. Lo que no empecemos a hacer hoy lo lamentaremos  más adelante.

¿Cómo queremos llegar a viejos? ¿Qué tipo de vejez queremos vivir? Para pensarlo.

Gil Peñalosa, consultor internacional en temas de desarrollo urbano, al hablar del tipo de ciudades que debemos construir se refiere una y otra vez a la regla 8-80. Esta establece que para construir una ciudad verdaderamente humana tenemos que edificarla de tal manera que les funcione a un niño de 8 años y a una persona de 80.

Piense en una persona mayor de 80 años y en un niño de 8. ¿Se sentiría tranquilo enviándolos juntos a dar un paseo a pie al parque? ¿O por cuenta propia? Si la respuesta es NO, hay mucho por mejorar.

8-80
http://www.8-80cities.org/8-80-rule


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Las nuevas luchas ciudadanas

Autor invitado: Lariza Pizano 

Varios flashmobs recientes permiten pensar que hay una nueva generación que logró apropiarse de los cambios ciudadanos.

Hace poco más de un mes, un grupo de estudiantes de la Tadeo y de los Andes, sumados a varios bogotanólogos que se mueven en las redes sociales (@miblogota), realizaron una acción ciudadana en honor a un hueco del eje ambiental de la Jiménez. ´Su majestad´, le escribieron en el homenaje al cráter, a la vez que pintaron de colores las baldosas para celebrar su existencia.

 No fue una burla. Tampoco un acto de reclamo para pavimentar el hueco. Se trató de festejar su permanencia.

¿Cuánto más llegará a crecer?
Su Majestad

Y es que el enorme hueco es la única garantía que tienen los estudiantes de atravesar una calle sin ser atropellados por los carros que suben a toda velocidad hacia Monserrate.

 Pocas semanas antes, otro grupo ciudadano hizo otra convocatoria para pintar una cebra en una calle en el norte de Bogotá. De nuevo, reivindicando los derechos de los peatones en una ciudad que promete ser humana, pero que es hóstil y desafortunada con los menos favorecidos.

 A pesar de la tragedia bogotana, estos actos simbólicos permiten generar una mediana ilusión sobre la posibilidad de que las reacciones sociales se hagan sentir. Las movilizaciones de usuarios de la bicicleta (@mejorenbici), o las expresiones ciudadanas contra el ruido, o las publicaciones del Combo 2600, de jóvenes interesados en la ciudad,  alimentan la esperanza de que haya quienes se apropien de los cambios urbanos y los defiendan.

 Excepto contadas excepciones, canalizadas a través de unas pocas asociaciones cívicas la voz del descontento bogotano ha sido casi inexistente. La agenda de cambios urbanos ha estado dirigida desde el Estado más que desde la débil ciudadanía. Esto se confirma al ver lo que sucedió con las transformaciones de la ciudad en los noventas: ni la pelea por los andenes, ni las luchas por la cultura ciudadana, ni la reivindicación de la dignidad del transporte público a través de TransMilenio, provinieron de peticiones ciudadanas. Por el contrario, en Bogotá, las peleas por la calidad de vida urbana han venido coyuntural y casi exclusivamente del Estado.

 Por eso, independientemente de dónde vengan, las reivindicaciones ciudadanas por mejorar Bogotá generan ilusión. Es claro que no contamos con la suerte de contar con una administración preocupada por la construcción de un urbanismo público: así lo evidencian los carros en los andenes, el poco mantenimiento de los parques, el descuido de la calidad del aire. Y es que hacer públicas ciertas tareas hasta hoy desempeñadas por privados, como la recolección de basuras, no necesariamente implica un urbanismo donde lo público reivindique la convivencia. No en vano, Bogotá tiene uno de los porcentajes más altos de metro cuadrado de área de centro comercial por habitante (15,2) frente al promedio de la región  (8,22), y uno de los índices de área verde por ciudadano más bajos del mundo (5m2)

 Mientras el Estado distrital no se preocupe por el urbanismo público, que vivan las manifestaciones contra el ruido, el hueco de la Jiménez y quienes lo reivindican.

Originalmente prublicado en: http://bogolari.blogspot.com/2013/01/las-nuevas-luchas-ciudadanas.html

Nota final de miBLOGotá (Agradecimiento, queja y conclusión)

«La influencia de la crítica ciudadana sobre el urbanismo ha dejado siempre un saldo positivo en la ciudad.» Jordi Borja, La Ciudad Conquistada

Tapan huecos a lo largo de Eje AMbiental
Tapan huecos a lo largo del Eje Ambiental

Antes de terminar el 2012, el Distrito sepultó a Su Majestad y  además tapó la totalidad de  los huecos de la zona. Por esta gestión del Distrito tenía pendiente unas palabras de agradecimiento y reconocimiento para la Directora del IDU, María Fernanda Rojas, y para la entidad a su cargo, por haber actuado de manera concreta en respuesta a este gesto de la ciudadanía. Actuaron. No exactamente cumpliendo a cabalidad nuestra propuesta (La Inspiración de un hueco), pero actuaron. Por supuesto buscábamos muchísimo más y seguiremos insistiendo. Aun están pendientes las acciones para proteger al peatón y cabe anotar que para el reparo se utilizó asfalto sobre una vía adoquinada. 

No obstante, gestos como éstos, en medio de tanta sordera del gobierno y distancia entre éste y la ciudadanía, cuentan.

Aun no han cambiado el materia
Aun no han cambiado el material

Definitivamente sólo a través de una gestión del gobierno de la ciudad que de respuestas concretas y efectivas a los reclamos y a las necesidades de los ciudadanos, podrá el aparato  institucional del distrito empezar a recuperar legitimidad.

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Bogotá por estos días de enero

Bogotá Apacible
Bogotá Apacible

Al volver a Bogotá en los primeros días de enero, después de una merecida vacación de la ciudad, me encuentro con una ciudad silenciosa, tranquila, apacible, soleada, con un impresionante cielo azul y que la refresca un viento frío. Por ahora, el frenesí y la furia de la ciudad están en pausa. La ciudad parece descansar. El tráfico fluye y quien pita por estos días parece un desadaptado. En general percibo caras cordiales en las calles y veo más sonrisas. Los taxistas son amables, conversan y conducen con tranquilidad. Y hasta los buses y busetas han rebajado considerablemente sus niveles de agresión.

Son días perfectos para animarse a caminar las calles y sacar la bicicleta. Para estar afuera con un buen libro, buscar una banca o un pedazo de pasto, y comenzar a cumplir el propósito de leer más durante este año. Todo esto bajo el sol sabanero. Así, sentados, pausamos para levantar la cabeza y miramos al sol para recibir sus rayos. Vamos más despacio. Pausamos. Aprovechamos y hacemos conciencia sobre cada instante. Definitivamente pausar debería ser un propósito de todos los bogotanos este año y en adelante. Por mi parte, también quisiera pasar más tiempo en sus calles, afuera. Quisiera poder disfrutar más la ciudad.

El aire está más limpio y transparente que de costumbre lo que permite que se vean las montañas que circundan Bogotá. Apuesto que incluso son días en los que se asoman los Nevados. Es verdaderamente envidiable su geografía.

Bogotá Cielo Azul
Bogotá Cielo Azul

Como nosotros en la transición de año, la ciudad también pareciera recargarse. Quienes vivimos en ella, le aconsejaríamos que tome mucho aire, que aproveche estos últimos días y que si puede medite mucho. Lo que se viene es duro. Últimamente los años en Bogotá son duros.

Me gusta pasar estos días de enero en Bogotá. Son días en los que me enamoro nuevamente de ella. Pues aunque sigue aporreada, (basuras, huecos, deterioro, malas noticias, etc.) debido al maltrato sistemático que ha recibido en los últimos años, por estos días, en medio de esta Bogotá que describo, se asoma con mayor claridad todo su potencial. Por estos días la ciudad nos acoge con una amabilidad y calidez que extrañaremos dentro de muy poco. Por estos días la ciudad nos permite soñarla diferente. Así, cálida, amable, acogedora, soleada, azul. Lástima que dure tan poco.

El lunes ya habrá desatado toda su furia. Como si fuese una ley de la naturaleza.

¿Qué nos queda? Sin duda, seguir. Persistir en la búsqueda de esa ciudad para vivir, más parecida a la de estos contados días de enero.

Un feliz año para todos.

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Guerra del Centavo ¿Cuántos niños más?

Contaminación, agresión, muerte, informalidad, inseguridad, caos, anarquía ¿Qué más es la Guerra del Centavo?

La semana que pasó cerró con la siguiente trágica noticia: Conductor que mató a niño en Bogotá tiene 67 comparendos de tránsito.

Ellos iban pasando la calle porque iban para el colegio, fue en ese momento cuando la buseta salió de la nada y embistió a los dos niños, narró un testigo. Todo indica que el bus se voló un semáforo en rojo.

La noticia merecería una primera página en El Tiempo y El Espectador, una vehemente salida en medios por parte del Alcalde de la ciudad, pero además una marcha multitudinaria por parte de la sociedad bogotana (No pasó). Como lo ven la Guerra del Centavo es mucho más que el diario reclamo de millones de conductores de auto de “se me cerró el &%&%&%/& bus”. Se trata de nuestras vidas y la de nuestros seres queridos, y se mueren nuestros niños.

El viernes le tocó a Sebastián Nieto de 6 añitos cuando caminaba hacia su colegio –el Julio Garavito Armando- junto a su amiga Tatiana de 5. Ella, que también fue arrollada, se encontraba el fin de semana en cuidados intensivos con trauma  craneoencefálico y pronóstico reservado. Diana Victoria Perilla es la madre que perdió a su hijo y Patricia Vanegas  la madre de Tatiana. Sucedió en la Cr 68 con calle 38 sur. La Guerra del Centavo mató a Sebastián.

Los hechos suceden durante la administración de la Bogotá Humana que repite y  repite, dice y dice que primero los peatones y primero los niños. ¿Gobierno transformador? ¿Progresista? ¿Antimafias? Pues se encontró con la oportunidad de demostrarlo. Tiene que ser esta. El gobierno debería aprovechar lo sucedido para volcarse con total determinación a acabar de una buena vez por todas con este sí depredador sistema de transporte ¿Qué próximamente el Sistema Integrado de Transporte ordenará el sistema poniendo fin a La Guerra del Centavo? ¡No hay tiempo qué esperar! El viernes murió Sebastián. Entretanto mueren niños.

Nada sería más revolucionario. Nada dejaría más huella hacia el futuro.

Por eso pregunto: ¿Empezando hoy, qué harán el gobierno distrital y la policía de tránsito para poner en cintura a estos buses y sus empresas?

Por otra parte, además de la conducción temeraria de buses y busetas que agrede permanentemente y pone en riesgo vidas, alentados por la ausencia de una regulación efectiva, el caso evidencia la falta de infraestructura física y condiciones reales de seguridad para los peatones (Ver: Su Majestad el Cráter,  La Inspiración de un Hueco,  Una Cebra no basta ¿Hará el distrito su parte? La Cebra de Colores,  El Problema de ser Peatón). La tragedia sucede en un cruce que no da tiempo suficiente para cruzar de manera segura. La madre de Sebastián así lo explicó con voz de rabia e impotencia (Oír audio). En este  y otros casos, la negligencia del aparato institucional de la ciudad, está causando muertes.

El gobierno ya salió a responsabilizar a la empresa de transporte, a la que por supuesto, le cabe responsabilidad. Lo hizo Guillermo Asprilla, Secretario de Gobierno del Distrito. Y está el conductor como directo responsable de lo ocurrido. Ahora bien, creo que sobretodo debemos insistir en lo siguiente: ¿Qué hará el distrito al respecto? ¿Cómo reaccionará y ajustará, mirando hacia adentro, para que esto no vuelva a suceder? Pues si hay algo de lo que no cabe duda en todo esto, es que el señor Wilson Darío Cely nunca debió estar al frente del volante de ese bus. ¡Punto! 67 COMPARENDOS que acumulan 9 millones de pesos.

¿Dónde están los controles? ¿Qué hace esta persona conduciendo un servicio de transporte público, donde se es responsable por la vida de terceros? ¿Cuántos comparendos se imparten al año por pasarse semáforos en rojo? Apuesto a que muy pocos. ¿Exceso de velocidad? Lo mismo. Y así.

Al final, lo cierto es que la gran mayoría de conductores de buses y busetas, son victimarios en potencia. El viernes fue Wilson Darío Cely quién mató a Sebastián; pero bien pudo ser cualquier otro. El sistema se encarga de eso. La ciudad se encarga de eso. Lo mismo pasa con la víctima. El viernes fue Sebastián, mañana podrá ser Andrés, Mariana, Freddy, no sabemos.

¿Y saben cuál es la peor tragedia de todas?

¡Mañana nos levantaremos, saldremos a trabajar y todo seguirá igual!

El tema del alcalde esta semana: las basuras.

¿Qué es la Guerra del Centavo?

La Guerra del Centavo es: inseguridad, contaminación, caos vehicular, desorden, anarquía, intolerancia, esclavitud laboral, informalidad, ley del más fuerte, arbitrariedad en el cumplimiento y la aplicación de la ley, desgobierno, falta de educación.

¿Que más es?

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Hacer de Bogotá una fiesta

Pensar en las personas primero; siempre
Pensar en las personas primero; siempre

Bogotá no encuentra el camino. Los ciudadanos esperábamos que con el cambio de administración, algo positivo sucediera. Necesitábamos creer en la posibilidad del cambio. La ciudad la habían saqueado y entre todos veíamos cómo se caía a pedazos (aún se ve cayendo). El sueño duró lo que demoró la campaña. Eso se han vuelto las campañas; días de soñar; soñar ilusamente.

 El ánimo de la ciudadanía nada que levanta. Y no la culpo. Las calles, la vida y las sensaciones, afuera en la ciudad, siguen sin mejorar. ¡Qué desaliento esta opinión! ¡Qué desespero esta nube de emociones negativas! Quisiera blindarme de éstas, pero a veces, sencillamente, no lo puedo evitar.

 Como muchos, creo y he sostenido que los ciudadanos debemos esforzarnos por ver y relacionarnos con la ciudad con otros y nuevos ojos. Hay que hacerlo. Lo peor que puede pasarle a Bogotá es que nos gane la frustración. Escoger aislarnos de la realidad y resignarnos a buscar refugio en nosotros mismos; dentro de nuestras casas o conjuntos cerrados, atascados dentro de nuestros carros, en gimnasios y centros comerciales, en fin, en espacios cerrados, “protegidos”.

 Pero lo cierto es que venimos privatizando la búsqueda de nuestra calidad de vida. ¿Es eso lo que queremos? ¿Huirle a lo que es verdaderamente de todos? ¿Renunciar a la ciudad? No podemos siquiera considerar esa opción. ¡Opción descartada!

 “Una buena ciudad es como una buena fiesta, uno se queda mucho más tiempo del planeado”, asegura Jan Gehl.

 Además, creo que todos intuimos que lo que tenemos afuera en nuestras calles podría y debería ser radicalmente mejor. Incluso, con mucho menos de lo que políticos charlatanes nos dicen. Creo en el poder de las pequeñas acciones. Hoy, más que un metro o el tranvía, a los ciudadanos les animaría ser testigos de un mejoramiento acumulativo y consistente de su ciudad. Que el liderazgo se evidencie ahí. En los pequeños detalles que a diario tocan el ánimo del ciudadano. Más acupuntura urbana (Ver Jaime Lerner).

 Sí, que llegue el metro algún día, pero que mientras tanto la ciudad funcione, progrese y nos haga orgullosos. La percepción del ciudadano no se puede trivializar. No se puede tomar por poco.

Cuestión de recursos no es. Tampoco de si es Tranvía, Transmilenio o Metro, mucho menos de si se es de derecha o izquierda. Es cuestión de liderazgo. Es cuestión de prioridades. Es cuestión de pensar obsesivamente en cómo mejorarles la calidad de vida a las personas. Punto. Todos los días.  Y, para eso, sí o sí, tenemos que nunca dejar de soñar.

 *Germán Sarmiento

Publicado el Sábado 6 de Octubre en El Espectador: Opinión Sección Bogotá-Hacer de Bogotá una fiesta

Vea cómo se encuentra el ánimo y la percepción de los bogotanos sobre distintos aspectos de la vida en la ciudad: Encuesta de Percepción Ciudadana Bogotá Cómo Vamos 2012

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Una ciudad para vivir

“Cuando miras una ciudad, es como leer los sueños, las aspiraciones y el orgullo de todos los que la construyeron.” Hugh Newell Jacobsen

Fuente: Revista Semana
Fuente: Revista Semana

A la pregunta, ¿Cómo quiere que lo recuerden los bogotanos cuando salga de la Alcaldía en una frase?, el recién elegido alcalde de Bogotá respondió lo siguiente: “Como el alcalde que logró superar la segregación social en la primera infancia.” No podemos sino desearle lo mejor en este frente. Un reto sin duda loable, así como una inversión estratégica e inaplazable para la ciudad. Y sin embargo, parece más un juego de palabras, propio de quién promete mucho, pero a la vez,  a nada concreto se compromete. Y me refiero especialmente, en lo que atañe a la Bogotá perceptible. Esa con la que interactuamos a diario sus ciudadanos; la ciudad que apreciamos y vivimos con nuestros cinco sentidos.

Pensando en el futuro de la ciudad, los invito a preguntarnos lo siguiente sobre lo que nos pasó en Bogotá durante las pasadas dos administraciones: ¿Cómo evolucionó la ciudad hablando de la experiencia del ciudadano en las calles? ¿Cuál es la ciudad que hoy se presenta ante nuestros sentidos? ¿Es más segura, más amable, es más vivible? ¿Qué nos dice la superficie actual de la ciudad? ¿Vivimos en una mejor ciudad?

Mmmmm…..pues al cabo de 8 años, al cierre de la administración Moreno, en plena temporada navideña, la ciudad se encuentra absolutamente colapsada. ¿No cree? ¿Se siente capaz de refutar esta afirmación? Salga y vea no más; hágalo con cuidado. La infraestructura de la ciudad está vuelta pedazos –alud circunvalar, los millones de huecos, carrera 11-, barrios enteros sumergidos bajo las aguas fétidas del Río Bogotá, el trancón ha cobrado dimensiones ridículas, la sensación de inseguridad no cede, la confianza de la ciudadanía hacia su gobierno y la justicia se encuentra completamente erosionada, la distancia entre ciudadanos y policía se acrecienta; la intolerancia reina, el descuido general por el bienestar colectivo se impone. Las calles son del más fuerte, y de los más avivatos y atravesados.  ¿La autoestima de la ciudad y sus ciudadanos? Literalmente arrastrándose.

Y es entonces, de cara a este presente tan difícil que enfrentamos, ante una realidad tan contundente, que las palabras del alcalde electo parecen dirigidas a otro escenario.

Aquí no hay de otra. El próximo alcalde deberá centrar toda su atención en Bogotá.  Deberá ponerse en los zapatos del ciudadano de a pie. Deberá observar con detenimiento y curiosidad sus calles. Deberá bajarse a la escala del ser humano, aquella en la que las personas tocamos y vivimos la ciudad, y arrojar resultados allí (seguridad, transporte, convivencia, cultura ciudadana, infraestructura urbana, espacio público, contaminación, basuras, etc.). Deberá honrar su frase de campaña de una “Bogotá Humana Ya”; pero que sea de ver y del diario vivir, y que nos toque a todos. Ahí está el reto.

Definitvamente será en hechos visibles, que lleguen y toquen al ciudadano, donde aguardará impaciente la legitimidad del nuevo alcalde como líder de esta difícil, hoy desbaratada, pero a la vez, formidable ciudad. ¿Cómo será la ciudad visible al cabo de sus primeros 6 meses? ¿Al cabo del primer año, del segundo, y por supuesto, al cierre de su alcaldía? ¿Cómo vivirá el ciudadano de a pie su ciudad? Preguntas para tomarse muy seriamente, por Petro y su equipo, y por nosotros los ciudadanos.

Jaime Lerner, el afamado exalcalde de Curitiba, consultor internacional de ciudades por más de 40 años, no se cansa de repetir lo siguiente: “La ciudad no es un problema, sino una solución.” Insiste en que hay que moverse rápidamente y hacer, que “cualquier ciudad del mundo puede mejorarse en menos de 3 años……lo cual, no es una cuestión ni de escala, como tampoco de recursos financieros.” Al final, la capacidad de realización, de proyectar una visión y aterrizarla a la realidad,  de hacerla visible y vivible, es realmente lo fundamental.

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El Monstruo de la Corrupción

¿Conocen al Monstruo de la Corrupción? ¿Lo han visto rondar la ciudad? ¿Tiene nombre, o se le conoce sólo por Monstruo?

Pues por estos días recorre la ciudad junto al candidato al Concejo, Juan Carlos Florez, cabeza de lista de Mockus, el Monstruo de la Corrupción. Como pueden ver, es enorme y espantosamente feo. Un gran trabajo el de quienes lo fabricaron; su fusión de parecidos con algunos de nuestros más emblemáticos políticos, funcionarios públicos y contratistas señalados por graves actos de corrupción se reconoce.

Monstruo de la Corrupción
Monstruo de la Corrupción

Flórez ha sido un aguerrido y locuaz denunciante del Carrusel de la Contratación en Bogotá (Ver su Blog, Al Grano, http://www.lasillavacia.com/users/jcflorez), con la virtud y el mérito de haberlo hecho como ciudadano, ajeno a investiduras y funciones que se lo exigieran. Para su actual campaña al concejo, y consecuente con sus predicados, el candidato puso en el centro de sus prioridades y discurso, la urgente necesidad de combatir la corrupción. No veo como otra causa pueda superarla en importancia. No en medio del millonario escándalo y la colosal crisis que nos deja a los bogotanos.

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Viviendo en la Ciudad Sin Fin

 Introducción de la Publicación:  Living in the Urban Age, Rocky Burdett y Phillipe Rode, Why Cities? Why Now?

Living in the Endless City-Viviendo en la Ciudad sin Fin es la segunda parte de un proyecto del London School of Economics y La Sociedad Alfred Herrhausen del Deutsch Bank que estudia el crecimiento y los procesos de las ciudades más grandes del mundo: The Urban Age Project-Proyecto de la Era Urbana. Su primera parte, Endless City, Ciudad sin Fin estudió los casos de Nueva York, Ciudad de México, Shanghái, Londres, Johannesburgo y Berlín. Para esta segunda parte, se seleccionaron Mumbai, Estambul y Sao Paolo, por ser las ciudades con los ritmos de crecimiento más acelerados de la actualidad. Para las próximas décadas se vaticina que Mumbai superará a Tokio y Ciudad de México, convirtiéndose en la ciudad más  grande del mundo con 35 millones de habitantes.

Lo recomiendo por su contenido analítico y seria documentación de los casos, pero también porque cuenta con un nutrido material fotográfico, mapas y una amable visualización de cifras a través de infogramas, lo que facilita su lectura para cualquiera que encuentre interés en el tema de CIUDAD. La tendencia global hacia la urbanización es una realidad que alcanzará dimensiones colosales en el siglo actual; para el 2050 el 75% de la población vivirá en ciudades, hoy lo hace el 53%.

Dicen sus editores que “las ciudades que hoy día están siendo construidas y transformadas tendrán consecuencias muchísimo mayores tanto a nivel local como globalmente. Y la manera como están cambiando no es la más alentadora. Las investigaciones desarrolladas por el proyecto…..encuentran que las ciudades se están volviendo espacialmente más fragmentadas, socialmente más divididas y medio ambientalmente más destructivas.” Detrás del proyecto hay un claro mensaje de urgencia: “¿Estamos a punto de repetir los mismos errores, pero en una escala mucho más grande y dramática?”.

 En vista de la manía que nos caracteriza a bogotanos y colombianos, de mirarnos excesivamente el ombligo –mi opinión-, me parece que su enfoque comparativo-internacional cobra especial valor para tratar de entender la realidad de nuestra ciudad en el marco de una perspectiva amplia y actualizada de los procesos que adelantan otras grandes urbes del mundo.

When the Classrooms flooded, schools took to the streets- Cuando las aulas se inundaron, el colegio se traslado a las calles
Mumbai-India, When the Classrooms flooded, schools took to the streets- Cuando las aulas se inundaron, el colegio se traslado a las calles (Fotografia obtenida del libro)

Las ciudades del mundo comparten problemas similares. ¿Podríamos pensar en compartir soluciones? Me gustaría preguntarle a quienes aspiran gobernar Bogotá: ¿Qué ciudades del mundo inspiran algunas de sus propuestas de gobierno? ¿Encuentran en lo hecho por otras ciudades del país algo que valga la pena  intentar replicarse para Bogotá? ¿Qué?

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Finalmente, los dejo con un aparte de su prólogo, pues me pareció que describe y define con gran sensibilidad y acierto lo que son las ciudades, y porque al leerlo sentí que me hablaba de Bogotá:

“Las ciudades son programas políticos hechos visibles. Son espejos de la sociedad y de los sistemas de gobierno del país donde se encuentran. Las ciudades que son exitosas demuestran la viabilidad de sistemas sociales. En ellas, todos los problemas y conflictos del mundo se concentran en un espacio confinado. Primero, Segundo y Tercer mundo entran en contacto en las grandes metrópolis en crecimiento. Las ciudades tienen que lidiar con confrontaciones religiosas y culturales, terrorismo, crisis económicas, pandemias, y por supuesto, fenómenos migratorios.

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Jaime Lerner, Ex Alcalde de Curitiba, Brasil, Transformador de Ciudades

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“Yo siempre suelo decir que el carro es como la suegra. Tienes que tener una buena relación con ella, pero ella no puede dirigir tu vida. Porque cuando la única mujer en tu vida es tu suegra, tienes un problema.”

Jaime Lerner

https://ted.com/talks/view/id/213

A quienes interesan los temas de ciudad y desarrollo urbano y no conocen a Jaime Lerner y sus ideas sobre movilidad, sostenibilidad, ciudad y urbanismo, los invito a que se maravillen con esta sencilla pero contundente reflexión y narrativa alrededor de las posibilidades de transformar nuestras ciudades y el legado que deja al mundo su gestión como exalcalde de Curitiba, Brasil.

Arquitecto de profesión, Jaime Lerner fue alcalde de la ciudad brasilera de Curitiba en tres períodos distintos (1971-1975, 1979-1983, 1989-1992). Su creación/desarrollo de mayor impacto y reconocimiento mundial tiene que ser el Sistema de Buses Rápidos, o lo que es lo mismo al Sistema de Transmilenio de Bogotá. Originado en Curitiba, Brasil en 1974, tuvieron que pasar 25 años desde creado para que dicho sistema fuese adoptado por otra ciudad del mundo; la cual fue Bogotá en el año 2000.

No obstante la importancia de este legado, explicado por el propio Lerner en esta charla, considero que lo más importante es prestar atención a los principios generales que expone; a sus conceptos de ciudad y principios de gestión para transformarla.

Anteriormente presenté a Dave Meslin y sus reflexiones sobre el por qué de la indiferencia ciudadana frente a los asuntos públicos (Antídoto contra la Apatía).

No me cabe la menor duda que de haber más líderes como Jaime Lerner en la política y al frente de nuestros gobiernos, la motivación de la ciudadanía a participar de lo público sería considerablemente mayor, así como seguramente más genuina, generosa y dinámica. El déficit es grande.

No deje de ver el video. Lo disfrutará.

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Centro y Candelaria ¿Zona exclusiva de peatones y bicicletas?

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Bogotá necesita dignificar el uso de modos de transporte distintos al vehículo particular. Por ahora, algo hablamos y debatimos de Metro y TransMilenio, Tren de Cercanías, y hasta de la bicicleta. Yo, quisiera oír más del peatón.

 Video sobre la peatonización del centro de la ciudad peruana de Arequipa.

 

¿Qué opina de la posibilidad de hacer algo similar con el Centro y la Candelaria de Bogotá? ¿Qué tal si comenzamos con una campaña de respeto al peatón? 

Esta nota busca llamar la atención sobre la importancia de promover un enfoque que tenga presente al peatón como variable medular alrededor de cualquier discusión sobre movilidad, calidad de vida y mejor ciudad. ¿Por qué? En buena parte, sentido común. Porque todos hemos sido, somos y seremos peatones, y porque pensar en el bienestar de aquel que camina la ciudad permite de manera muy efectiva aterrizar reflexiones sobre muchas de las problemáticas centrales de la vida de la misma.

Reflexionar alrededor del bienestar del peatón y la formulación y aplicación de una política para éste, nos lleva sencillamente a considerar temas como seguridad, movilidad, integración social, espacio público, desarrollo económico y oportunidades de vida, cultura ciudadana y convivencia, salud, medio ambiente, y muchos más. (Nos llevaría por ejemplo a preguntarnos sobre cómo es posible que la obra del recién terminado puente de la 100, tan celebrado por tantos, hubiese dejado por fuera de la ejecución del proyecto, por las razones que fueran, todo lo referente al espacio público complementario que preveía el proyecto. Lo carros muy bien ¿Pero y los peatones?)

Por sus características físicas Bogotá podría ser una ciudad perfectamente caminable. En su gran mayoría es bastante plana, y las distancias de recorridos entre algunas zonas críticas y concurridas pueden llegar a ser bastante cortas. Pero a los peatones hay que darles garantías, condiciones, rutas, y facilidades. Y en Bogotá, poco de ello hay.

Por su parte, en las mejores ciudades del mundo se diseñan políticas públicas pensadas exclusivamente para el peatón, que contemplan todos estos aspectos. ¿Alguien  ha oído de algo similar para Bogotá? Personalmente nunca. Y ni para qué tratamos de encontrarla. Nada evidencia más la falta de una política en este sentido que las batallas diarias que libran los peatones bogotanos frente al  amedrentamiento al que nos someten carros, buses, motocicletas, ventas ambulantes, andenes en mal estado y sin rampas, y por supuesto, la irremediable paranoia de poder ser asaltados en cualquier momento.

Candidato a la alcaldía que se atreva a incluir en la discusión de movilidad y modelo de ciudad un  tema como el del peatón daría señales de una reflexión profunda y responsable de su parte a los problemas de la ciudad desde la mirada del ciudadano de a pie.

Pensar una ciudad que ofrece condiciones para el peatón, que promueve y estimula que su gente camine, es pensar en una ciudad amigable y segura para nuestros niños y niñas, que  trata con respeto a su población  discapacitada –en un país con miles de víctimas por el conflicto armado/minas antipersonales-, consecuente con su discurso democrático, promotora de la integración social de su gente, y que aporta con hechos tangibles al cuidado de su medio ambiente.

Beneficios de caminar:

  • Mejora la salud y ayuda a prevenir enfermedades como cáncer, osteoporosis, y enfermedades del corazón. El sedentarismo y la falta de actividad física se han convertido en problema de salud pública. Hoy son las principales causas de obesidad.
  • Caminando vemos la ciudad, permitiéndonos conocerla y detallarla; disfrutamos y valoramos el paisaje a nuestro alrededor. Nos invita a valorar nuestros espacios públicos –andenes, parques, plazas, monumentos, etc.
  • No se necesitan  habilidades especiales para caminar. Es una actividad gratis y segura.
  • Nos ayuda a eliminar el estrés.
  • Ayuda a descongestionar la ciudad de autos, al tiempo que nos invita a compartir e interactuar con otros ciudadanos.
  • Estimula la actividad económica en zonas comerciales.
  • Aporta a las relaciones de pareja, para conversar, para compartir con mayor tranquilidad, definitivamente más romántico que el carro.

¿Qué otros beneficios se le ocurren?

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¿Dónde quedaron los Caballeros de la Cebra?

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El pasado martes 26 de abril, El Tiempo titulaba en su versión digital  “Fracasó convocatoria a paro de taxistas en Bogotá.”

¿Conocen la razón central de sus presiones? ¿Cuáles las motivaciones  para proponerse poner en jaque a la ciudad a lo largo de todo un día? ¿Sus justificaciones para desprestigiarse aún más frente a la ciudadanía, a pesar, de mi  convicción personal, y la de muchos otros, de la calidad humana de su gran, gran mayoría?

Las amenazas de paro estuvieron dirigidas a la más absurda y odiosa de las pretensiones. Buscaban el perdón por parte del Distrito del 50% del valor de las multas impuestas antes del 2006, y que a la fecha, unos muy pocos de ellos, siguen debiéndole a la ciudad. Textualmente, convocaron al paro mediante pancartas que leían “exigimos amnistía de comparendos”, y  “nos unimos o nos jodemos”.

Afortunadamente fracasó; incluso para bien de los mismos taxistas.

En nota para El Espectador, un taxista plasmó de la manera más directa, concisa y clara la insensatez detrás de la protesta.

«A cuento de qué debo yo parar mi carro, para que algunos compañeros que no quisieron pagar sus comparendos protesten. Yo no los voy a apoyar. Quien incumplió alguna norma de tránsito debe pagarla y punto.»

No obstante, en el 2008 fue aprobada vía ley en el  concejo, una amnistía para los deudores de multas, servicio público y particulares, bajo el engañoso y contraproducente argumento de intentar recuperar cartera. Afirmaba el concejal que lideró la propuesta en el concejo: «No se trata de premiar a quienes han cometido infracciones de tránsito; se trata de normalizar una cartera que se puede perder en su totalidad porque es de difícil cobro». Pero por supuesto que se premió a los infractores de tránsito; una cosa no es otra cosa porque alguien así lo diga. Un hecho que desvaloriza fuertemente el valor de las normas, y que como vemos, dio pie para que algunos irresponsables creyeran más  adelante en la viabilidad de un recurso como el bloqueo y la protesta alrededor de una exigencia inadmisible.

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Bogota

¿Moviliza tu paciencia? Bogotá en el hueco

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El caso de las obras de la calle 81 entre carreras 7ª y 9ª. Situaciones similares se presentan en toda la ciudad.

Nada más se moviliza por Bogotá en estos días

Nada más se moviliza por Bogotá en estos días

Durante buena parte del año 2010 la calle 81 entre carreras 7ª y 9ª estuvo completamente cerrada debido a una obra que por objeto tenía cambiar/renovar las tuberías del sector.  Es una zona residencial en la que también se encuentran algunos pequeños negocios (cafés, restaurantes, venta de muebles, ropa, otros).  La obra duró aproximadamente 1 año, tiempo en el cual residentes y establecimientos comerciales por supuesto sufrieron las incomodidades y la afectación a sus ventas a causa del cierre vial. Vecinos del sector señalan entre los perjuicios causados: afectación de la seguridad con algunos atracos ocurriendo en la puerta de los edificios, maquinaria invadiendo andenes y entradas de residencias, polvo y basura, rígidos horarios para entrar y sacar carros, entre otros. Adicionalmente, por ser la calle 81, una vía a la que desemboca un flujo considerable de vehículos provenientes de la Avenida 7ª, su cierre agravó la circulación vehicular de todo el sector, de por sí, ya bastante congestionado.  Todo suma.

Obras: Cll 81 entre Cr 9a y 7ª, Abril 2011
Obras: Cll 81 entre Cr 9a y 7ª, Abril 2011

Hasta este punto la situación es incómoda pero muy seguramente entendible y llevadera, sobre la base de una comprensión por parte de los ciudadanos afectados, de la necesidad cada cierto tiempo de que se realicen una serie de obras preventivas, así como de renovación y mantenimiento de la infraestructura de la ciudad. Al final, dirán los ciudadanos, todos nos veremos beneficiados, tendremos una calle más bonita, evitaremos problemas con la tubería, y residentes como negocios nos veremos beneficiados. Al fin y al cabo, a ello deben destinarse buena parte de nuestros impuestos ¿No es así?

Ahora bien. Sucede que a sólo unos 3 meses de haberse finalizado la obra y abierta nuevamente la vía, y cuando todo aparentaba volver a la “normalidad”, de repente, por motivo de más obras y reparos a lo hecho meses atrás, nuevamente cierre parcial de la vía (entre 9ª y 8ª) y anuncio de cierre total para la cuadra entre 9ª y 11 (Ver imágenes). Las obras están programadas para una duración de aproximadamente otros 7 meses. ¿Alguien puede explicar la lógica detrás de estas actuaciones? ¿No valdrá la pena que también se investiguen estas situaciones? ¿Cuánto le cuestan al erario público, a los contribuyentes, estos errores?

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Bogota Ciudad y Ciudadanía

Unidos por una sola causa: Bogotá

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Vamos  a ver cómo respondemos los bogotanos a la convocatoria de concentración del próximo 23 de marzo en La Plaza de Bolívar y en la Avenida 7ª con calle 72 para expresar nuestra indignación y hastío con el estado actual de Bogotá. 

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Corridos 3 años de la administración del Alcalde Samuel Moreno, y a falta de toda una eternidad para su fin (292 días-31 de diciembre), a los bogotanos se les llenó la copa con la situación actual de la ciudad; sencillamente están mamados de ver cómo su calidad de vida se ve maltratada con cada día que pasa.

Atracos, huecos, trancones, intolerancia, irrespeto, ¿cuál cultura ciudadana?, un cuerpo de policía del que la ciudadanía desconfía, obras de nunca terminar,  escándalos de corrupción, Contralor Distrital destituido, un Alcalde ridiculizado, cuestionado y ausente, partidos que desde el concejo cogobiernan para ser parte del botín pero no de la culpa –y hoy juegan a ser oposición– , en fin, el coctel es explosivo y la lista podría continuar.
 Resulta imposible intentar ignorar, desconocer o evadir el caos de la ciudad. A este ritmo de deterioro, de no invertirse la tendencia muy rápidamente,  corremos el riesgo de perder de vista la posibilidad de vernos viviendo en una ciudad más humana, cálida, segura e incluyente. Tomó tiempo, pero como lo demuestra el artículo de la semana pasada del prestigioso semanario The Economist titulado El Auge y La Caída de Bogotá, internacionalmente ya comienzan a tomar conciencia del deplorable estado actual de la ciudad.

Comienza Bogotá a dejar de ser ese referente internacional afamado como modelo exitoso de desarrollo urbano, para convertirse más bien en una lección mundial de cómo una ciudad que avanzó positivamente por un período de escasos 10 años, cantó victoria prematuramente,  se pavoneó como reina de belleza por el mundo alardeando de sus logros, bajó la guardia, desaceleró, perdió el rumbo, y de repente entró en una espiral de retroceso que la tiene al borde del colapso. Bogotá no puede seguir viviendo de sus viejas glorias.

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Bogota Mejores Prácticas Urbanas

La Teoría de las Ventanas Rotas, Parte I (Bogotá)

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La importancia de los pequeños detalles

 

Secuencia de sutiles eventos….ver resultado! Video de la banda OkGo

Mientras escribía esta nota se me vino a la cabeza la siguiente letra del legendario Héctor Lavoe y su emblemática canción de Juanito Alimaña:

 “La calle es una selva de cemento y de fieras salvajes cómo no,ya no hay quien salga loco de contento, donde quiera te espera lo peor”

¿Porqué la importancia de darle respuesta con carácter de prioridad y urgencia a cientos de situaciones y aspectos físicos de la ciudad que afectan directamente la calidad de vida de sus ciudadanos, pero que al ser vistos de manera aislada y con ojos individualistas, se terminan trivializando y pormenorizando a la luz de otros problemas de engañosa mayor proporción?

  La acumulación de huecos, andenes y puentes peatonales en mal estado, alcantarillas abiertas, parques sin mantenimiento, alta frecuencia de robos callejeros , vendedores que invaden el espacio público, escoltas tomándose las vías, conductores parqueando en las aceras y otros deteniéndose por minutos en arterias viales de la ciudad con sus luces de parqueo encendidas, individuos orinando  en pleno espacio público, y otros “pormenores”, crean una generalizada y azarosa situación de caos para la ciudad con serias implicaciones para su futuro; el demonio de todo gran sistema está en sus detalles.

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Bogota Mejores Prácticas Urbanas

La Ciclovía: Un invento “Cachaco” para el mundo

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La adaptación en otras ciudades del mundo de un invento cachaco como la ciclovía, nos sugiere a los bogotanos 2 puntos de vital importancia que vale la pena tener en cuenta al pensar en posibilidades de cómo resolver los problemas actuales de la ciudad y en alternativas que conduzcan a mejoras significativas de nuestra calidad de vida.

 La Ciclovía bogotana viene realizándose desde 1976

Punto 1, Referentes Bogotanos

Tanto en el pasado como en el presente de  nuestra propia ciudad, los bogotanos encontramos experiencias inspiradores, de gran innovación y positivo impacto social,  que contribuyeron a hacer de Bogotá un lugar más vivible, cálido, incluyente, moderno y humano. Bogotá se convirtió en referente internacional de un caso de desarrollo urbano exitoso. (Ver video de gringos documentando la historia de La Ciclovia Bogotana)

 Ideas cachacas como la ciclovía han sido adaptadas acorde a sus respectivos contextos en ciudades como Nueva York, París, Los Ángeles o Ciudad de México.

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Bogota

Soluciones a problemas urbanos: Creatividad para una MEJOR BOGOTÁ


Jaime Garzon: Generador de conciecia a traves del humor=creatividad

“No podemos resolver los problemas con el mismo modo de pensar que usamos en el momento en que los originamos.” Albert Einstein

Las propuestas de soluciones para enfrentar  los problemas urbanos de Bogotá deben contener altas dosis de creatividad. No podemos ni es justo seguir con más de lo mismo. Si realmente queremos innovar y aprovechar el gran potencial que tiene nuestra ciudad, es hora de pensar y plantear alternativas por fuera de la lógica tradicional. No siempre puede tratarse de invertir grandes presupuestos en vías, metros, trenes, estudios de metros, concesiones, o de reprimir, restringir y limitar. ¡No! La clave está en ver un poco más allá. Hay evidencia concreta en Bogotá, como los mimos de Mockus y la ciclovía por ejemplo, de la posibilidad de generar altos retornos sociales a partir de ideas originales, sencillas, de bajo costo, impecablemente ejecutadas. ¡Eso sí es creatividad!… y se constituye generalmente en el principal vehículo (para utilizar un término pertinente) hacia una mejor ciudad.

Pero poniendo atención a la retórica del alcalde Moreno, de sus funcionarios, y de manera preocupante, de algunos de los candidatos que aspiran a sucederlo, vemos precisamente cómo la situación de la movilidad la han reducido a un asunto entre requerir más vías – y por ello obras –  y restringir la circulación del número de carros; por eso el Pico y Placa. 

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Bogota

Reflexión sobre el Día sin Carro

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El día sin carro es un día maravilloso, una iniciativa cuyo valor no puede cuantificarse en términos económicos, argumento desde el cual algunos de sus detractores sugieren su eliminación. Su argumento, caída en las ventas de comercio durante la jornada.

 Por un único día al año, millones de Bogotanos escapan de la diaria rutina de caos, agravio, contaminación, irrespeto, tiempo perdido, histeria colectiva y desgaste que significa conducir en la capital. Para cambiarlo por uno de bienestar, de sentirnos mejores ciudadanos, de entrar en contacto con nuestra ciudad, sus calles y con nuestra comunidad, compartiendo el transporte público, caminando, o rodando en cicla en una tarde soleada, por un mejor aire para respirar, ejerció y salud, y lo que es más importante, por nada menos que la esperanza de una ciudad más cálida, humana y vivible, cuya prioridad sean las personas, no el automóvil.

 

Jornadas como la del jueves pasado son mucho más que 1 día, porque a través de ellas se construye en el imaginario colectivo de los bogotanos la posibilidad de algo significativamente mejor. Lo anterior no tiene precio.