
Al volver a Bogotá en los primeros días de enero, después de una merecida vacación de la ciudad, me encuentro con una ciudad silenciosa, tranquila, apacible, soleada, con un impresionante cielo azul y que la refresca un viento frío. Por ahora, el frenesí y la furia de la ciudad están en pausa. La ciudad parece descansar. El tráfico fluye y quien pita por estos días parece un desadaptado. En general percibo caras cordiales en las calles y veo más sonrisas. Los taxistas son amables, conversan y conducen con tranquilidad. Y hasta los buses y busetas han rebajado considerablemente sus niveles de agresión.
Son días perfectos para animarse a caminar las calles y sacar la bicicleta. Para estar afuera con un buen libro, buscar una banca o un pedazo de pasto, y comenzar a cumplir el propósito de leer más durante este año. Todo esto bajo el sol sabanero. Así, sentados, pausamos para levantar la cabeza y miramos al sol para recibir sus rayos. Vamos más despacio. Pausamos. Aprovechamos y hacemos conciencia sobre cada instante. Definitivamente pausar debería ser un propósito de todos los bogotanos este año y en adelante. Por mi parte, también quisiera pasar más tiempo en sus calles, afuera. Quisiera poder disfrutar más la ciudad.
El aire está más limpio y transparente que de costumbre lo que permite que se vean las montañas que circundan Bogotá. Apuesto que incluso son días en los que se asoman los Nevados. Es verdaderamente envidiable su geografía.

Como nosotros en la transición de año, la ciudad también pareciera recargarse. Quienes vivimos en ella, le aconsejaríamos que tome mucho aire, que aproveche estos últimos días y que si puede medite mucho. Lo que se viene es duro. Últimamente los años en Bogotá son duros.
Me gusta pasar estos días de enero en Bogotá. Son días en los que me enamoro nuevamente de ella. Pues aunque sigue aporreada, (basuras, huecos, deterioro, malas noticias, etc.) debido al maltrato sistemático que ha recibido en los últimos años, por estos días, en medio de esta Bogotá que describo, se asoma con mayor claridad todo su potencial. Por estos días la ciudad nos acoge con una amabilidad y calidez que extrañaremos dentro de muy poco. Por estos días la ciudad nos permite soñarla diferente. Así, cálida, amable, acogedora, soleada, azul. Lástima que dure tan poco.
El lunes ya habrá desatado toda su furia. Como si fuese una ley de la naturaleza.
¿Qué nos queda? Sin duda, seguir. Persistir en la búsqueda de esa ciudad para vivir, más parecida a la de estos contados días de enero.
Un feliz año para todos.
3 respuestas a «Bogotá por estos días de enero»
Es cierto, la ciudad sigue siendo bella y podria ser no solo en enero, sino los doce meses, desafortunadamente, hablamos mucho y hacemos poco.
Todos nos quejamos y esperamos que un burgomaestre nos solucione los problemas, que por falta de cultura hemos creado.
Todo seria amable si hicieramos un aporte a la ciudad: cuando conducimos, cuando nos estacionamos, cuando esperamos transporte publico, cuando sacamos la basura, etc.
La ciudad es nuestra, es nuestra casa y debemos mantenerla bonita, para que mostremos al mundo, con orgullo, que Bogota es la Atena Suramericana.
Totalmente de acuerdo con esas palabras. La mayor parte depende de nosotros los ciudadanos. Feliz año.
Excelente el blog y esta entrada esta muy buena. Acuerdense que Bogota esta entre las 5 mejores ciudades de America del Sur.