322 peatones murieron en 2014
266
282
272
245
236
130
2015
2016
2017
2018
2019
2020
La meta tiene que ser 0
Una vida, es una vida.
Cebras por la Vida es una iniciativa ciudadana que busca visibilizar una problemática sin voz ni dueño en las ciudades; la ausencia de respeto, comodidad y condiciones de seguridad, tanto culturales como de infraestructura, para caminar en la ciudad.
Es un proyecto participativo de comunicación ciudadana y urbanismo táctico que a través de intervenciones artísticas en las calles, reclama por ciudades caminables y la adopción de estrategias comprehensivas de seguridad vial (Visión 0) para dignificar y proteger a quienes caminamos.
Ganador del Premio de Sostenibilidad Urbana WUF Medellín 2014/La Ciudad Verde, BID, Findeter- Ganador del Walking Visionaries Award- Walk 21 Vienna 2015. La iniciativa ha sido replicada en varias ciudades de Colombia y Latinoamérica.
“Pensar en el peatón es obligarnos a mirar de manera amplia y comprensiva los aspectos más críticos de la ciudad pensando siempre primero en las personas y su bienestar; no en el auto particular, y sus exigencias. Es quizás, la motivación más extraordinaria y directa para hacer de Bogotá una ciudad tolerante, incluyente, amable con el medio ambiente, compacta, limpia, cálida y segura para todos. “
Escogimos las cebras o pasos peatonales porque universalmente son los elementos de señalización vial más representativos de la protección de los peatones. Cebras por la Vida es una apuesta por la construcción colectiva de ciudad a través de la articulación de esfuerzos ciudadanos e institucionales alrededor de esta causa que a todos toca y afecta.
Caminar no es opcional. Todos somos peatones. El 100% de los viajes empiezan y terminan a pie.
Si al peatón le va bien, a todos nos va bien.

Así sucedió Cebras por la Vida
11 am-27 de Abril de 2013
Bogotá, Colombia
¿Por qué pintamos cebras de colores?
▪ Pequeños cambios que son determinantes. Pintar una cebra es algo bastante sencillo. No requiere de complejos planes o cuantiosos recursos. Pero definitivamente, hay que querer hacerlo. Así lo demostramos. Las cebras no son accesorias. Cumplen un rol práctico de la mayor importancia, que es proteger a las personas que caminan, que a su vez, son los actores más débiles de la vía. Hay que convencerse de que son necesarias.
▪ Acción Ciudadana y Corresponsabilidad. Este es un llamado a la acción. Para el gobierno, por supuesto, pero sobre todo para la ciudadanía. Tenemos que pasar de la crítica a la acción proactiva. Como dice Lerner, “hay que empezar”. Independiente de cuál sea el desempeño del actual gobierno, los ciudadanos debemos empoderarnos del cambio. ¿Cuánto nos ha costado la apatía y la distancia en relación a los asuntos públicos de la ciudad? ¿Cuánto nos cuesta la pasividad? Hay que apostarle a la construcción de una mejor ciudad desde abajo, con la ciudadanía como el motor medular del cambio.
▪ Empatía y solidaridad. Porque pensar en el peatón es pensar en todas las personas de esta ciudad. Absolutamente todos somos peatones.
▪ Construcción de confianza entre ciudadanos y apropiación del espacio público. El ejercicio demostró ser una gran excusa para que ciudadanos en las calles que no nos conocíamos interactuáramos amigablemente. ¿No creen que más de esto le vendría muy bien a Bogotá? El espacio público como punto de encuentro y conexión entre ciudadanos.
▪ Provocar reflexión. Si lo hace el gobierno, nadie cuestiona. Pero en este caso, los espectadores sin duda preguntarán: ¿Por qué lo hacen? ¿Qué quieren decir los colores? ¿Para qué la cebra? ¿Quiénes son ustedes?
Queremos enseñarnos y enseñarle a la ciudad y demás ciudadanos sobre la importancia de priorizar, proteger y dignificar al peatón.
¿Por qué Cebras por la Vida?
Se trata de una reivindicación del ejercicio de lo cívico, o de la política ciudadana, en contraposición a la política formal, limitada a los entes de representación. Adicionalmente, un llamado a las voces ciudadanas, para actuar, de manera propositiva, en el contexto de una crisis de gobierno de la ciudad.
Queremos enseñarnos y enseñarle a la ciudad y demás ciudadanos sobre la importancia de priorizar, proteger y dignificar al peatón.
Tenemos que dignificar al peatón…..
No hay nada más indicativo de una ciudad disfuncional, excluyente y poco humana, que aquella que invisibiliza, maltrata y amenaza al peatón. Y así es Bogotá. La experiencia del peatón en las calles bogotanas además de ser una absoluta desdicha, es extremadamente peligrosa. ¿Sabe cuántos peatones murieron el año pasado[1] en Bogotá? 296, el 60% del total (564) de las muertes relacionadas con accidentes viales. Ello quiere decir que prácticamente muere 1 peatón todos los días del año (0.85) y en promedio 26 al mes. La dignificación y priorización del peatón es condición obligada de una ciudad humana.