La destrucción de Transmilenio no es de estos días.

Sus orígenes los encontramos varios años atrás, y la principal responsable de su debacle, sostengo yo, tiene que ser la inmadurez política de nuestro entorno. En ello cabe responsabilidad a muchos: ex alcaldes (exitosos y atroces), medios de comunicación y opinadores, partidos políticos, y por supuesto que también a los ciudadanos. A todos. Esto último es vital reconocerlo.
¿Por qué? Pues por no hacerlo, y por culpa de esta bendita manía colectiva que nos gobierna de buscar siempre señalar primero culpables, al tiempo, que esperamos vengan “otros” o “alguien” a arreglarnos el problema, y de paso, a decidir por nosotros, es que esto (Bogotá) está como está. Asimismo, por la ridiculez de todos acá de pelearse por su pequeña parcela, por defender minifeudos, todos creyéndose el protagonista de la película, cuando a la hora de la verdad se están auto-derrotando; y todos mientras tanto, perdiendo acá abajo. Sucede a nivel de la política de la ciudad y sus protagonistas, Transmilenio es una clara víctima de esto, pero igualmente se observa a nivel de las interacciones entre sus ciudadanos. Es una cultura que además de egolatría y personalismo, implica cortoplacismo, y una marcada ausencia de empatía colectiva.

Todos tiramos para nuestro lado, sintiendo que el avance y las victorias de los demás, son nuestras derrotas. O viceversa, sentimos que ganamos, sólo si el otro pierde; nunca cuando gana. De esta manera……. no sólo NO peleamos por lo significativo, sino que en el camino enterramos nuestros avances colectivos. Los más importantes, sin duda, ya que transforman físicamente ciudades, pero además los corazones de su gente y sus expectativas del futuro. Y eso lo logró TM.
¿Se acuerdan cuando en las calles de la ciudad se vendían miniaturas de sus buses? ¿Sabían que al día de hoy el sistema ha sido replicado en decenas de ciudades del mundo como Santiago de Chile, Nueva York, Yakarta, Nagoya/Japón, Toronto y el DF? Lista de Sistemas de Buses de Tránsito Rápido (BRT) Wikipedia ¿Y por ejemplo que el 6 de junio de 2002 a Bogotá se le otorgó en Estocolmo, gracias a TM, el equivalente al Nobel Mundial en Movilidad? Con TM sacábamos pecho los bogotanos.
¿Qué pasó entonces? Vamos al grano.
Transmilenio se estructuró en varias fases (vamos 3 de 8), y necesitaba consistencia en el cumplimiento de sus cronogramas de expansión. Necesitaba gestión. Y quienes estaban al frente de la gestión –sus técnicos-, el respaldo y liderazgo de la política. Es decir, “voluntad política”. Y no la hubo.
Concretamente sucedió que para validar políticamente la alternativa de un Metro para Bogotá, hay quienes deliberadamente hicieron esfuerzos por golpear, criticar y desprestigiar el sistema. Y lo más grave, lo hicieron como líderes del gobierno de la ciudad. Su alternativa se argumentaba y validaba no sobre la decisión y acción de mejorar el sistema de buses rojos, ofreciendo avances incrementales (el metro y otros) al problema de la movilidad, sino por el contrario, alrededor de su desmejoramiento y fracaso. Como planteando su sustitución. No era Metro y Transmilenio. Era Metro o Transmilenio. Y a lo anterior súmele CORRUPCIÓN, y 8 años de una paupérrima gestión general de la ciudad.
El saliente subgerente de TM, Fernando Rojas, lo plantea muy claramente: “Transmilenio se pensó para tener, en 2016, una troncal de 385 km. Hoy sólo tiene 84 km y han pasado once años.” Por su parte, el consultor internacional en Movilidad Juan Fernando Petersson lo esbozaba para Razón Pública de la siguiente manera: “El objetivo de ampliación técnica y juiciosa del sistema se cambió por los intereses políticos de un alcalde que se encuentra tras las rejas.” Y el sobresaliente columnista Ricardo Silva Romero así: “Quedó claro que, si se ejecutara lo planeado, TransMilenio podría volver a ser bueno. Pero que su crisis es la crisis de un Estado que, convencido de su corrupción, de su inoperancia, de su incapacidad para hallar un rumbo más allá de garantizarles a los negociantes sus ganancias, desde hace mucho tiempo se lo ha venido entregando todo a los particulares.” ¿Así o más claro?

¿Por qué ponerlos a competir en vez de complementarlos? El trabajo alrededor de la ciudad y sus problemas de movilidad, tiene que ser comprehensivo. Debe buscar sumar, convocar y articular opciones y modos de transporte. No es el metro o el Transmi. Es el Transmi (BRT), el metro, el tranvía, la bicicleta, los metro cables, y lo más importante siempre, el peatón; el ciudadano. Sin embargo, la lógica política de muchos por acá, desafortunadamente no funciona así.
A Bogotá la gobernaron prometiendo lo irrealizable en su período, mientras desatendían lo existente y evadían su responsabilidad por el acontecer de la ciudad. Los proyectos de poder se evidencian fácilmente. Los de ciudad lamentablemente NO.
Finalmente. Es indudable que a los gobernantes les ha faltado altura, honestidad y liderazgo, pero por otra parte, a nosotros los ciudadanos, involucramiento. Sí. Nos ha faltado empoderamiento; adueñarnos de las conquistas y los avances de la ciudad. Aquí nos pasó que al no practicar y ejercitar activamente la ciudadanía, y al no reclamar dichos avances como propios de la ciudad y sus ciudadanos, permitimos que la politiquería y el olvido los estropeasen. Transmilenio es sólo un caso. Pero hay otros tan trascendentales. Por ejemplo la cultura ciudadana que hábilmente nos mostró Mockus, y que hoy….digámonos la verdad, se encuentra hasta más desdibujada y vapuleada que el sistema de buses rojos.
Lo ganado sólo es avance cuando los ciudadanos nos empoderamos de ello y asumimos nuestra cuota de responsabilidad. Cualquier otra cosa es limitada y temporal.
___________________
Otros artículos de opinión:
- Why Are People Rioting Over Bogota’s Public Transit System? Eric Jaffe, The Atlantic Cities
- Del Ayer y Hoy Martín Rivera Alzate, www.combo2600.com
- Transmilenio Ricardo Silva Romero, El Tiempo
- Transmilenio en el país de los políticos Juan Fernando Petersson, Razón Pública
- Transmilenio: víctima de su propio éxito Paula Marcela Arias, Razón Pública
- El sistema de TranMilenio sí puede ser mejor Juan Pablo Bocarejo, El Tiempo
- ¿Desconcertado o descentrado? Cecilia Orozco, El Espectador
- Los mitos de Transmilenio, Darío Hidalgo, Director de Investigación y Práctica del http://www.embarq.org/, El Espectador
5 respuestas a «Transmilenio y Bogotá: Víctimas de una cultura política»
100% de acuerdo con esta columna. Hubiera sido interesante ver como, en sus inicios, TM no entró a solucionar ningún problema sino que se abrió paso (a las malas, a la colombiana) dentro del problema. Los buses de la caracas pasaron a otras avenidas (y sobre todo a otras calles). Como bien lo dice Silva, TM es, también, otra incapacidad del estado de hacer las cosas bien. La prueba, es que las empresas son socias de los rojos, pero también del desorden. La ganancia es a la fija. Aurelio Suárez lo explica clarito: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/otroscolumnistas/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-11411481.html – Le llueven críticas pero es que un sistema de transporte no tiene riesgos pues tiene asegurada su demanda. Otro factor que debería analizarse es el de la renovación urbana. Los anuncios del gran cambio urbano que implicaría TM (calcados de los de la Troncal Caracas) se quedaron en eso. TM se considera una empresa que lleva gente y ya y por eso no tiene en cuenta que TM también son los usos del suelo alrededor de las troncales y en los paraderos y terminales.
Con respecto a lo del premio Nóbel, si, aplausos. Pero, como todos los asuntos a nivel internacional, lo que primó fue que le dimos trabajo a los pobres obreros suecos para que nos construyeran nuestros flamantes Volvo.
Totalmente de acuerdo, aquí todo lo queremos empezar desde cero, cuando llegara alguien que en vez de prometer destruición, prometa construir sobre lo construido. Estamos tan llenos de odio que siempre terminamos eligiendo al que más lo canalize, muestra es que convertimos una protesta por mejoras en un mini-bogotazo.
Buenos Días, me gustaría saber de quién son las fotos del transmilenio en miniatura. Estamos haciendo un evento académico y me gustaría saber si podríamos usar la segunda foto que aparece en el Blog conservando los derechos de autor.
[…] Transmilenio y Bogotá: Víctimas de una cultura política […]
[…] Transmilenio y Bogotá: Víctimas de una cultura política […]