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El sistema está quebrado II: Sin justicia no hay ciudad

“En la mayor parte de los hombres el amor a la justicia no es más que el dolor de sufrir la injusticia.”

François de la Rochefoucauld  (1613-1680) Escritor francés

Fuente: Revista Semana
Fuente: Revista Semana

¡Qué tragedia! Un joven borracho revienta su vehículo contra taxi y mueren 2 mujeres jóvenes profesionales. La semana anterior, un bus del SITP al parecer pierde sus frenos  y causa un inverosímil accidente que deja 3 muertos en Usme. Mientras escribo esto, CityTV informa que 2 mujeres mueren arrolladas por una tractomula intentando cruzar una avenida en el sur de la ciudad. “Esta avenida es un cementerio” dice un señor del sector. Otro comenta que hace años debían haber puesto un semáforo en esa vía, que los accidentes son recurrentes y que preocupantemente hay un colegio muy cerca del lugar. Van a ser unos seis meses atrás que escribía sobre la tragedia del niño Sebastián Nieto, de 6 años, que perdió la vida cuando camino al colegio, se lo llevó por delante una buseta que no respetó un semáforo en rojo. El conductor debía 67 millones de pesos en comparendos. Nosotros preocupados por el trancón, que no es para menos, pero la verdadera tragedia es esta inseguridad en las vías que se extiende como una epidemia por la ciudad. Hay que ver la manera como caen a diario motociclistas en las calles, uno detrás de otro, como moscas; que como el trancón, se han vuelto parte de nuestro paisaje urbano. Ah, no ha pasado una semana y vuelve a ser noticia el SITP con otro de sus buses involucrado en un accidente, al parecer, nuevamente por fallas en sus frenos. Pequeños detalles que fallan.

Y otra vez  salen todos al unísono, ante la calentura de la tragedia, a pedir la cárcel para conductores borrachos. Una Ley que así lo ordene. Y creemos que con eso habremos solucionado algo. Este es un país ahogado en normas y procedimientos ¿Pero y la institucionalidad que garantice su aplicación? ¡Qué se aplique equitativamente! ¿Y la justicia para el ciudadano de a pie? ¿Dónde está? No la hay para hacer respetar por ejemplo límites de velocidad y semáforos en rojo, o el cobro de 67 millones de pesos en comparendos que debía el busetero que mató a Sebastián y para garantizar la cancelación de por vida de  cualquier posibilidad suya de conducir al frente de un servicio de transporte público. Acciones concretas y viables, que evitarían tragedias, de haber una eficiente y asertiva gerencia de la ciudad. Que regule e imparta justicia, que sea garante del orden en la vida urbana, que vele por el cumplimiento de normas básicas, sencillas, diría que de puro sentido común, antes de que la tragedia ocurra. Nuevamente.

En el caso de Sebastián ¿Qué hacía este irresponsable conduciendo un servicio de transporte público? ¿Dónde estaba la autoridad mientras este bárbaro acumulaba infracciones? En el caso de las motos, cuyo número aumenta vertiginosamente ¿Cuándo se tomarán medidas asertivas para proteger sus vidas y las de todos nosotros? En general, ¿Cuándo se implementarán acciones concretas, sistemáticas, con buen criterio, que regulen la velocidad dentro de la ciudad? ¡Quién sabe! Pero entretanto, seguiremos en esta crónica de tragedias anunciadas, prevenibles, cuyas soluciones o previsiones se mueren en la carreta y la debilidad del aparato estatal y su autoridad. En mi artículo anterior afirmaba que el sistema está quebrado.” ¿Dudas?

La crisis de justicia se evidencia mucho más allá de lo que sucede al interior del sistema judicial y lo que pasa por entre las manos de los jueces. Eso sin duda, está muy mal. Hablo de la justicia que no se administra en nuestra cotidianidad, en miles de situaciones, que las damos por pequeñas omisiones y transgresiones, pero que como vemos cobran vidas.

Estas tragedias son sin duda el resultado de eso.

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Bodytech les responde a los Ciclistas

Bodytech-Cll 85 y Cr 7maEl sábado pasado me robaron la bicicleta en el parqueadero del gimnasio Bodytech de la Calle 85 con Carrera 7ma. Pasaron alrededor de 2 hrs entre que dejé la cicla, entré al gimnasio, y salí para encontrarme con la amarga sorpresa. La cicla había quedado asegurada con candado, lo cual de nada sirvió. Como tampoco sirvieron la presencia de 1 celador que vigila el parqueadero y otros 5 señores que atienden el Valet Parking (City Parking). En horas pico la congestión vehicular es ridícula, y fue precisamente en medio de un fuerte movimiento de carros, que el robo tuvo lugar.

“¿Dónde está mi bicicleta?” En su momento la respuesta que obtuve fue: “aquí nadie vio nada”.  ¡Pero si tuvo que suceder en frente de sus narices! “Aquí nadie vio nada.” Y para colmo, por el ángulo en el que se encontraba la cámara de seguridad, absolutamente nada se logró captar.

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Una ciudad para vivir

“Cuando miras una ciudad, es como leer los sueños, las aspiraciones y el orgullo de todos los que la construyeron.” Hugh Newell Jacobsen

Fuente: Revista Semana
Fuente: Revista Semana

A la pregunta, ¿Cómo quiere que lo recuerden los bogotanos cuando salga de la Alcaldía en una frase?, el recién elegido alcalde de Bogotá respondió lo siguiente: “Como el alcalde que logró superar la segregación social en la primera infancia.” No podemos sino desearle lo mejor en este frente. Un reto sin duda loable, así como una inversión estratégica e inaplazable para la ciudad. Y sin embargo, parece más un juego de palabras, propio de quién promete mucho, pero a la vez,  a nada concreto se compromete. Y me refiero especialmente, en lo que atañe a la Bogotá perceptible. Esa con la que interactuamos a diario sus ciudadanos; la ciudad que apreciamos y vivimos con nuestros cinco sentidos.

Pensando en el futuro de la ciudad, los invito a preguntarnos lo siguiente sobre lo que nos pasó en Bogotá durante las pasadas dos administraciones: ¿Cómo evolucionó la ciudad hablando de la experiencia del ciudadano en las calles? ¿Cuál es la ciudad que hoy se presenta ante nuestros sentidos? ¿Es más segura, más amable, es más vivible? ¿Qué nos dice la superficie actual de la ciudad? ¿Vivimos en una mejor ciudad?

Mmmmm…..pues al cabo de 8 años, al cierre de la administración Moreno, en plena temporada navideña, la ciudad se encuentra absolutamente colapsada. ¿No cree? ¿Se siente capaz de refutar esta afirmación? Salga y vea no más; hágalo con cuidado. La infraestructura de la ciudad está vuelta pedazos –alud circunvalar, los millones de huecos, carrera 11-, barrios enteros sumergidos bajo las aguas fétidas del Río Bogotá, el trancón ha cobrado dimensiones ridículas, la sensación de inseguridad no cede, la confianza de la ciudadanía hacia su gobierno y la justicia se encuentra completamente erosionada, la distancia entre ciudadanos y policía se acrecienta; la intolerancia reina, el descuido general por el bienestar colectivo se impone. Las calles son del más fuerte, y de los más avivatos y atravesados.  ¿La autoestima de la ciudad y sus ciudadanos? Literalmente arrastrándose.

Y es entonces, de cara a este presente tan difícil que enfrentamos, ante una realidad tan contundente, que las palabras del alcalde electo parecen dirigidas a otro escenario.

Aquí no hay de otra. El próximo alcalde deberá centrar toda su atención en Bogotá.  Deberá ponerse en los zapatos del ciudadano de a pie. Deberá observar con detenimiento y curiosidad sus calles. Deberá bajarse a la escala del ser humano, aquella en la que las personas tocamos y vivimos la ciudad, y arrojar resultados allí (seguridad, transporte, convivencia, cultura ciudadana, infraestructura urbana, espacio público, contaminación, basuras, etc.). Deberá honrar su frase de campaña de una “Bogotá Humana Ya”; pero que sea de ver y del diario vivir, y que nos toque a todos. Ahí está el reto.

Definitvamente será en hechos visibles, que lleguen y toquen al ciudadano, donde aguardará impaciente la legitimidad del nuevo alcalde como líder de esta difícil, hoy desbaratada, pero a la vez, formidable ciudad. ¿Cómo será la ciudad visible al cabo de sus primeros 6 meses? ¿Al cabo del primer año, del segundo, y por supuesto, al cierre de su alcaldía? ¿Cómo vivirá el ciudadano de a pie su ciudad? Preguntas para tomarse muy seriamente, por Petro y su equipo, y por nosotros los ciudadanos.

Jaime Lerner, el afamado exalcalde de Curitiba, consultor internacional de ciudades por más de 40 años, no se cansa de repetir lo siguiente: “La ciudad no es un problema, sino una solución.” Insiste en que hay que moverse rápidamente y hacer, que “cualquier ciudad del mundo puede mejorarse en menos de 3 años……lo cual, no es una cuestión ni de escala, como tampoco de recursos financieros.” Al final, la capacidad de realización, de proyectar una visión y aterrizarla a la realidad,  de hacerla visible y vivible, es realmente lo fundamental.

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Travel Warning para Todos

Inseguridad e Intolerancia, Junio 20 de 2011, El Tiempo
Inseguridad e Intolerancia, Junio 20 de 2011, El Tiempo

Llegado a este punto, creo que la Alcaldía de Bogotá debería reforzar el Travel Warning (advertencia sobre inseguridad) que la semana pasada emitió la Embajada de Estados Unidos con uno propio, o calcado si quiere, pero dirigido a todos los que residimos en Bogotá. Cachacos, costeños, paisas, españoles, chinos, coreanos, venezolanos, pastusos, todos. ¿O es que no estamos siendo igualmente víctimas de la inseguridad y la violencia a la que se refiere la embajada gringa? Por supuesto que sí. Nos asaltan en los buses, nos chalequean en TransMilenio, nos atracan en las calles, somos víctimas de paseos millonarios, nos bajan los espejos en los semáforos, nos roban el carro, etc.

Indice de Inseguridad en Bogotá, Mayo 27de 2011, El Tiempo
Indice de Inseguridad en Bogotá, Mayo 27de 2011, El Tiempo

Nadie se cree el cuento de que la criminalidad ha disminuido en Bogotá. Es imposible. Que las cifras así lo indican, que la estadística nos lo confirma, que el indicador ha caído en tanto. Paja. No hay que ser un genio para darse cuenta que en Bogotá, -igual será en las otras ciudades del país- la gente no denuncia o lo hace MUY poco. Presiento que porque siente que al hacerlo nada gana y será tiempo perdido. Hay un subregistro de incidentes considerable, y así, las cifras oficiales carecen de credibilidad.

Por el otro lado, los ciudadanos constatamos a diario, en persona propia, esa violencia y esa inseguridad que el gobierno de la ciudad pretende desconocer. Que cuando no es directamente, pues la sentimos a través de terceros que nos comentan de sus propios casos como víctimas. Hablamos de nuestros hermanos, amigos, padres, colegas, en fin; personas de carne y hueso, que conocemos y queremos. Entonces, además del temor que sentimos por lo que nos pueda pasar, está ese miedo, a veces peor, de lo que a los otros pueda ocurrir. ¿Miedo injustificado? De ninguna manera. Una cantidad considerable de incidentes involucran armas blancas o de fuego, y está probado, que en Bogotá, a diferencia de muchas otras partes del mundo, los delincuentes son más dados a emplear el arma, a herir de gravedad, a matar a su víctima.  (Ver artículo Revista Semana Las víctimas mortales de robos en Bogotá)

Todo esto es grave, pero lo peor sí tiene que ser que el  gobierno de la ciudad demuestre tan pobre sintonía con la realidad y con la ciudadanía. Preguntada recientemente sobre el clima de inseguridad en la capital, la actual Secretaría de Gobierno del distrito tiene agallas  para afirmar que Bogotá es hoy una de las ciudades más seguras del mundo, independientemente del pequeño robo que a veces nos mortifica.”

¿Dónde vive esta persona? ¿Cómo no sentirnos aún más expuestos cuando al frente tenemos un gobierno que se repite una y otra vez con un libreto que nadie cree?

Entonces, ante la cruda realidad, y esta evidente ausencia de juicio por parte del gobierno de la ciudad, la Embajada de Estados Unidos emite una advertencia que se puede resumir así:

No de PAPAYA. No salga allá, no coja taxi así, no se exponga al espacio público, no se resista, etc. Sálvese el que pueda.

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Centro y Candelaria ¿Zona exclusiva de peatones y bicicletas?

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Bogotá necesita dignificar el uso de modos de transporte distintos al vehículo particular. Por ahora, algo hablamos y debatimos de Metro y TransMilenio, Tren de Cercanías, y hasta de la bicicleta. Yo, quisiera oír más del peatón.

 Video sobre la peatonización del centro de la ciudad peruana de Arequipa.

 

¿Qué opina de la posibilidad de hacer algo similar con el Centro y la Candelaria de Bogotá? ¿Qué tal si comenzamos con una campaña de respeto al peatón? 

Esta nota busca llamar la atención sobre la importancia de promover un enfoque que tenga presente al peatón como variable medular alrededor de cualquier discusión sobre movilidad, calidad de vida y mejor ciudad. ¿Por qué? En buena parte, sentido común. Porque todos hemos sido, somos y seremos peatones, y porque pensar en el bienestar de aquel que camina la ciudad permite de manera muy efectiva aterrizar reflexiones sobre muchas de las problemáticas centrales de la vida de la misma.

Reflexionar alrededor del bienestar del peatón y la formulación y aplicación de una política para éste, nos lleva sencillamente a considerar temas como seguridad, movilidad, integración social, espacio público, desarrollo económico y oportunidades de vida, cultura ciudadana y convivencia, salud, medio ambiente, y muchos más. (Nos llevaría por ejemplo a preguntarnos sobre cómo es posible que la obra del recién terminado puente de la 100, tan celebrado por tantos, hubiese dejado por fuera de la ejecución del proyecto, por las razones que fueran, todo lo referente al espacio público complementario que preveía el proyecto. Lo carros muy bien ¿Pero y los peatones?)

Por sus características físicas Bogotá podría ser una ciudad perfectamente caminable. En su gran mayoría es bastante plana, y las distancias de recorridos entre algunas zonas críticas y concurridas pueden llegar a ser bastante cortas. Pero a los peatones hay que darles garantías, condiciones, rutas, y facilidades. Y en Bogotá, poco de ello hay.

Por su parte, en las mejores ciudades del mundo se diseñan políticas públicas pensadas exclusivamente para el peatón, que contemplan todos estos aspectos. ¿Alguien  ha oído de algo similar para Bogotá? Personalmente nunca. Y ni para qué tratamos de encontrarla. Nada evidencia más la falta de una política en este sentido que las batallas diarias que libran los peatones bogotanos frente al  amedrentamiento al que nos someten carros, buses, motocicletas, ventas ambulantes, andenes en mal estado y sin rampas, y por supuesto, la irremediable paranoia de poder ser asaltados en cualquier momento.

Candidato a la alcaldía que se atreva a incluir en la discusión de movilidad y modelo de ciudad un  tema como el del peatón daría señales de una reflexión profunda y responsable de su parte a los problemas de la ciudad desde la mirada del ciudadano de a pie.

Pensar una ciudad que ofrece condiciones para el peatón, que promueve y estimula que su gente camine, es pensar en una ciudad amigable y segura para nuestros niños y niñas, que  trata con respeto a su población  discapacitada –en un país con miles de víctimas por el conflicto armado/minas antipersonales-, consecuente con su discurso democrático, promotora de la integración social de su gente, y que aporta con hechos tangibles al cuidado de su medio ambiente.

Beneficios de caminar:

  • Mejora la salud y ayuda a prevenir enfermedades como cáncer, osteoporosis, y enfermedades del corazón. El sedentarismo y la falta de actividad física se han convertido en problema de salud pública. Hoy son las principales causas de obesidad.
  • Caminando vemos la ciudad, permitiéndonos conocerla y detallarla; disfrutamos y valoramos el paisaje a nuestro alrededor. Nos invita a valorar nuestros espacios públicos –andenes, parques, plazas, monumentos, etc.
  • No se necesitan  habilidades especiales para caminar. Es una actividad gratis y segura.
  • Nos ayuda a eliminar el estrés.
  • Ayuda a descongestionar la ciudad de autos, al tiempo que nos invita a compartir e interactuar con otros ciudadanos.
  • Estimula la actividad económica en zonas comerciales.
  • Aporta a las relaciones de pareja, para conversar, para compartir con mayor tranquilidad, definitivamente más romántico que el carro.

¿Qué otros beneficios se le ocurren?

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¿Dónde quedaron los Caballeros de la Cebra?

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El pasado martes 26 de abril, El Tiempo titulaba en su versión digital  “Fracasó convocatoria a paro de taxistas en Bogotá.”

¿Conocen la razón central de sus presiones? ¿Cuáles las motivaciones  para proponerse poner en jaque a la ciudad a lo largo de todo un día? ¿Sus justificaciones para desprestigiarse aún más frente a la ciudadanía, a pesar, de mi  convicción personal, y la de muchos otros, de la calidad humana de su gran, gran mayoría?

Las amenazas de paro estuvieron dirigidas a la más absurda y odiosa de las pretensiones. Buscaban el perdón por parte del Distrito del 50% del valor de las multas impuestas antes del 2006, y que a la fecha, unos muy pocos de ellos, siguen debiéndole a la ciudad. Textualmente, convocaron al paro mediante pancartas que leían “exigimos amnistía de comparendos”, y  “nos unimos o nos jodemos”.

Afortunadamente fracasó; incluso para bien de los mismos taxistas.

En nota para El Espectador, un taxista plasmó de la manera más directa, concisa y clara la insensatez detrás de la protesta.

«A cuento de qué debo yo parar mi carro, para que algunos compañeros que no quisieron pagar sus comparendos protesten. Yo no los voy a apoyar. Quien incumplió alguna norma de tránsito debe pagarla y punto.»

No obstante, en el 2008 fue aprobada vía ley en el  concejo, una amnistía para los deudores de multas, servicio público y particulares, bajo el engañoso y contraproducente argumento de intentar recuperar cartera. Afirmaba el concejal que lideró la propuesta en el concejo: «No se trata de premiar a quienes han cometido infracciones de tránsito; se trata de normalizar una cartera que se puede perder en su totalidad porque es de difícil cobro». Pero por supuesto que se premió a los infractores de tránsito; una cosa no es otra cosa porque alguien así lo diga. Un hecho que desvaloriza fuertemente el valor de las normas, y que como vemos, dio pie para que algunos irresponsables creyeran más  adelante en la viabilidad de un recurso como el bloqueo y la protesta alrededor de una exigencia inadmisible.

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La Teoría de las Ventanas Rotas Parte II->Bogotá->Caos->Inseguridad

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Una teoría epidemiológica del crimen. El crimen es contagioso.

Expuesta originalmente por George L. Kelling  y  James Q. Wilson en un artículo publicado en The Atlantic Monthly en 1982, y llevada a libro en 1996 junto con Catherine Coles bajo el título de Arreglando ventanas rotas: Restableciendo el orden y reduciendo el crimen en nuestras comunidades, la teoría sostiene que el caos reproduce más caos, y que éste, a su vez reproduce inseguridad.

 Los autores afirman en su artículo que en el ámbito local “el desorden y el crimen suelen estar inextricablemente unidos, y tienen una relación de desarrollo secuencial.  Sicólogos sociales y policías suelen estar de acuerdo en que si se rompe una ventana de un edificio, de no ser reparada, muy rápidamente las demás ventanas también terminarán rotas. Lo cual es cierto para barrios buenos como para malos y deteriorados……. una ventana rota sin reparo es una señal de que a nadie le importa, y por tanto, romper otras cuantas no tiene costo alguno. (Además romper ventanas siempre ha sido divertido)”[1]

Ilustración Artículo Original-Broken Windows-The Atlantic Monthly
Ilustración Artículo Original-Broken Windows-The Atlantic Monthly

 El anterior es un párrafo  que recoge ideas muy sencillas pero de enorme poder en términos de comprensión de cómo el comportamiento de las personas se ve tremendamente influenciado por dos factores, capaces de reproducir situaciones y comportamientos en las personas de manera contagiosa y viral, para mal o para bien: 1) el contexto de las cosas/las características de un lugar/el ordenamiento de un espacio, y 2) el comportamiento y las acciones de las otras personas.

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La Teoría de las Ventanas Rotas, Parte I (Bogotá)

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La importancia de los pequeños detalles

 

Secuencia de sutiles eventos….ver resultado! Video de la banda OkGo

Mientras escribía esta nota se me vino a la cabeza la siguiente letra del legendario Héctor Lavoe y su emblemática canción de Juanito Alimaña:

 “La calle es una selva de cemento y de fieras salvajes cómo no,ya no hay quien salga loco de contento, donde quiera te espera lo peor”

¿Porqué la importancia de darle respuesta con carácter de prioridad y urgencia a cientos de situaciones y aspectos físicos de la ciudad que afectan directamente la calidad de vida de sus ciudadanos, pero que al ser vistos de manera aislada y con ojos individualistas, se terminan trivializando y pormenorizando a la luz de otros problemas de engañosa mayor proporción?

  La acumulación de huecos, andenes y puentes peatonales en mal estado, alcantarillas abiertas, parques sin mantenimiento, alta frecuencia de robos callejeros , vendedores que invaden el espacio público, escoltas tomándose las vías, conductores parqueando en las aceras y otros deteniéndose por minutos en arterias viales de la ciudad con sus luces de parqueo encendidas, individuos orinando  en pleno espacio público, y otros “pormenores”, crean una generalizada y azarosa situación de caos para la ciudad con serias implicaciones para su futuro; el demonio de todo gran sistema está en sus detalles.